Ríos y lagos podrían parecer hábitats plácidos, pero bajo la superficie las cosas están cambiando. Las actividades humanas modifican los sistemas de drenaje e interfieren y empobrecen las equilibradas poblaciones acuáticas.
VIDA EN EL AGUA DULCE
Los peces de agua dulce no forman un grupo científicamente coherente; miles de especies de diferentes familias viven en este entorno. Muestran una amplia gama de comportamientos diferentes, y algunos pasan parte de sus vidas en el mar.
El sistema natural de drenaje está formado por numerosos ríos rápidos o lentos, en tierras altas o bajas, mientras que los lagos pueden ser grandes o pequeños, superficiales o profundos. Cada parte del sistema, aunque conectada con las demás, forma un hábitat separado, y a menudo acoge especies endémicas (únicas de esta área). Debido a que estos peces se han adaptado con el tiempo a su particular entorno acuático, los cambios repentinos pueden ponerlos en peligro.
RÍOS CENAGOSOS
En todo el mundo, la excesiva carga de cieno está reduciendo la calidad del agua de los ríos, y por ello mueren plantas acuáticas y se sofocan los peces. Diversas actividades humanas incremental el problema: obras de construcción, dragados, agricultura y, sobre todo, la deforestación.
Al cortar los árboles, la lluvia erosiona el suelo expuesto y arrastra la tierra hasta los ríos, tiñéndolos de un color marrón rojizo. Como mínimo una especie, Moxostoma lacerum de Estados unidos, se ha extinguido debido a la abundancia de cieno; en la actualidad, una de las zonas más afectadas es la cuenca del Amazonas en América del sur.
CURSO INTERRUMPIDO
Desviar ríos y extraer agua para la agricultura o para beber, puede reducir la capa freática. Esto es especialmente peligroso para peces de cueva, que tienen hábitats especializados y poblaciones pequeñas y vulnerables. Si el nivel de los ríos se mantiene bajo, muchos de estos peces, especialmente en verano, pueden estar en peligro.
Diques y presas son otras de las principales modificaciones de los cauques que afectan a los peces. Alteran el flujo de nutrientes y el caudal de agua y frenan a los peces migratorios que viajan hasta sus lugares de cría. Por ejemplo, una serie de grandes diques condujeron al leucisco de cola gruesa, que era un pez común en California, a la extinción antes de 1960. Otras muchas especies, incluyendo el dipnoo australiano y el pez gato gigante del Mekong, pueden compartir el mismo destino.
A pesar de estos peligros para las poblaciones de peces, algunos de los cuales tienen utilidad comercial para los habitantes del lugar, grandes proyectos de construcción de presas se están desarrollando en países como China, la India y Brasil.
CAUCES CONTAMINADOS
La contaminación es un grave problema para los peces de agua dulce. La industria se concentra muchas veces a orillas de ríos y lagos, puesto que antes las máquinas se impulsaban con vapor y agua, y ahora muchas fábricas y centrales eléctricas necesitan un gran suministro de agua. Todo tipo de residuos, desde sustancias químicas hasta metales pesados, e incluso agua caliente, se descarga en los cauces. En los peores casos de contaminación se llega a registrar una gran mortandad de peces.
También los fertilizantes agrícolas y los pesticidas afectan a ríos y lagos cuando la lluvia arrastra estos compuestos desde los campos cercanos. Recientemente, la lluvia ácida ha tenido también un gran impacto, acabando con la vida en algunos lagos canadienses. Incluso si los peces sobreviven, puede darse el caso de que no puedan reproducirse o de que sus crías sufran malformaciones o esterilidad.
PECES INVASORES
Algunos peces de agua dulce están amenazados por la introducción, intencionada o accidental, de algunos rivales foráneos. Existen algunos ejemplos desastrosos de peces introducidos en ríos o lagos para la pesca deportiva. En 1970, la perca del Nilo fue introducida en el lago Victoria, en África, para practicar la pesca. Cumplió este cometido, pero destruyó más de la mitad de las 500 especies de cíclidos que vivían en el lago.
CRISIS EN EL MEKONG
El pez gato del Mekong, en situación crítica, puede servir de referente para manifestar la grave situación en la que se encuentran los peces de este río. Con más de 300 kg, es el mayor pez de agua dulce del mundo, por lo que no debe sorprender que sea popular entre los pescadores.
Pero las capturas disminuyeron en el siglo XX hasta que, entre 2001 y 2003, se pescaban menos de una docena por año. La sobrepesca es sólo parte del problema. El río Mekong atraviesa una región muy poblada, millones de personas en China, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam dependen de él para obtener su alimento, transporte y energía. Esta presión degrada la calidad del agua hasta el punto de que algunas zonas del río están privadas de peces. El pez gato gigante simboliza esta catástrofe.
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