Especies en Peligro de Extinción

Liebres y Conejos (Lagomorfos)

Una de cada cuatro especies de conejos y liebres está en peligro de extinción a causa de la caza que sufre y del deterioro de su hábitat. Aun así, el abundante conejo europeo se ha convertido en uno de los animales más destructivos. Introducido en todo el mundo, destroza la flora y la fauna local.

MAMÍFEROS SALTADORES

Aunque erróneamente se les considera roedores, conejos y liebres forman un orden de mamíferos que agrupa a 80 especies. Su nombre, Lagomorfos, significa «con forma de liebre», porque todos tienen en común con ésta las largas y potentes patas traseras.

El orden incluye a los pica, que parecen conejos enanos de orejas cortas. Muchos lagomorfos prefieren hábitats abiertos como los prados, el bosque bajo y las colinas, aunque algunos viven en el bosque.

Liebres y conejos siempre están alertas, son muy veloces y se reproducen con rapidez para poder sobrevivir a sus predadores naturales. También los humanos los cazan desde hace mucho, por su piel y su carne. Pero en el siglo pasado se añadieron otras amenazas: la persecución por gatos y perros asilvestrados y la pérdida de su hábitat tradicional. Esto ha llevado a algunas especies hasta la extinción, y ha colocado a otras al borde del colapso.

EN LOS VALLES

Una especie en situación crítica es el conejo de ribera. En los últimos 50 años, ha perdido más de dos tercios de su hábitat en la meseta de Karroo, Sudáfrica. Depende de los terrenos inundables estacionales en los estrechos valles de esta árida región, muchos de los cuales han sido ocupados por cultivos y pastos. El ganado no sólo se come el pasto, acelerando la desertización, sino que también acaba con el matorral, exponiendo a esta especie a la predación.

En la gran cuenca del sudoeste de Estados Unidos, otro lagomorfo especializado, el conejo pigmeo, está amenazado. Este diminuto animal depende de algunas especies de artemisa, que componen el 90% de su dieta. Tan restringida es ésta, que lo ha convertido en vulnerable ante la degradación y pérdida de este hábitat a causa de los incendios y el desarrollo de la agricultura, de la mala gestión del ganado, y de la roza.

CONEJOS DE MONTAÑA

Los lagomorfos de las tierras altas, están en general a salvo de los agricultores. Sin embargo, su hábitat también es frágil, y las actividades humanas pueden perjudicarlo aún más. Un ejemplo de ello es el conejo de Amami, que vive a gran altura en antiguos bosques de dos islas: Amami y Tokuno, en el archipiélago japonés de Ryukyu. La población de este extraño conejo, de negro pelaje y extremidades pequeñas, ha disminuido debido a la introducción de mangostas y a la tala del bosque.

También está en extinción el conejo de volcán de México, conocido como zacatuche. Vive entre la hierba alta y los pinos dispersos en los altos volcanes del sur y el este de Ciudad de México. Aunque este entorno marginal no es demasiado utilizado, la proximidad a la gigantesca metrópoli, supone una amenaza. La hierba de su hábitat se utiliza para fabricar techumbres y cepillos, y los perros asilvestrados terminan por dar captura a estos raros animales.

CONEJOS INVASORES

Algunos lagomorfos son considerados una plaga para los cultivos, pero ninguno ha sido tan devastador como el conejo europeo.

Originario de la Península Ibérica y sur de Francia, se ha difundido por otras regiones, a las que fue llevado como provisión de carne y para practicar la caza. En Australia y Nueva Zelanda, constituyen una inmensa plaga, y su presencia ha perturbado el equilibrio ecológico.

La liberación de conejos europeos en Australia fue un grave error. En ausencia de enemigos naturales, alcanzaron una gran población que ha transformado el paisaje.

 

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