Estos grupos de peces marinos incluyen probablemente los más explotados comercialmente. En el pasado, se creía que su población era infinita y, por ello, cada año eran capturados en grandes cantidades. Ahora estamos pagando el precio, ya que la población de algunas especies es tan baja en determinadas zonas que los caladeros han llegado a desaparecer.
ALIMENTANDO AL MUNDO
Muchos de los pescados de mar que comemos pertenecen a estos grupos. El orden Gadiformes incluye el bacalao del Atlántico, el eglefino, el abadejo y la merluza, todos ellos peces predadores que pueden formar grandes bancos. Los miembros del orden Clupeiformes forman impresionantes concentraciones, e incluyen numerosos peces pequeños e hidrodinámicos como arenques, boquerones, sardinas, sábalos y espadines. Los Lofiformes son predadores solitarios que viven en el fondo, de los cuales el rape es la especie comercial más conocida. Estos tres grupos pertenecen a la clase de los peces óseos, Osteictios.
BACALAO EN CRISIS
Al mejorar las técnicas de pesca, nuestra capacidad para hacerlo de manera sostenible rápidamente se perdió, en ocasiones con terribles consecuencias. La pesca del bacalao frente a la costa de Terranova, en Canadá, constituía uno de los bienes naturales más preciados del país, pero ya no existe. Fue destruida por una flota de barcos factoría y la utilización de inmensas redes de arrastre, que causaron enormes daños.
Durante la década de 1980, las capturas anuales de bacalao en Terranova sobrepasaban las 250.000 toneladas, pero la utilización de redes barredoras en las zonas de desove afectó a la reproducción de los bacalaos, provocando una gran mortalidad. La pesca de este bacalao atlántico fue prohibida en 1992, pero era demasiado tarde; dos años más tarde, la biomasa de toda la población de bacalao se calculaba en 1700 toneladas.
Una situación parecida se produce ahora en Europa, donde la cifra de bacalaos ha disminuido mucho últimamente. Desde finales de la década de 1990, los científicos han reclamado una moratoria completa de la pesca del bacalao en el mar del Norte para permitir su recuperación, pero los gobiernos europeos no se han puesto de acuerdo.
DESEQUILIBRIO TRÓFICO
La desaparición de los principales predadores, como el bacalao del Atlántico, obliga a los pescadores a buscar alternativas en otro nivel de la cadena trófica. Los estudios indican que esto está ocurriendo en al menos el 60% de los ecosistemas marinos mundiales. La presión artificial sobre determinadas especies provoca el desequilibrio de las delicadas cadenas tróficas. Si un predador es sobreexplotado, sus presas pueden aumentar en gran número, provocando a su vez un descenso de la población de sus propias presas.
El que anteriormente era un pez poco importante desde el punto de vista comercial, el rape, está siendo explotado intensamente para compensar la pérdida de bacalao. El gusto del público se ha ajustado a este cambio en la dieta, pero ya en la actualidad la población de rapes está siendo sometida a una presión que provoca también su descenso.
CANNERY ROW
Existen muchos otros ejemplos de pesquerías en el mundo, y las estadísticas hablan por sí mismas. Un solo barco factoría puede salar 200 toneladas de arenque por día y producir 5 toneladas de aceite de pescado. Ningún pez puede soportar este nivel de explotación indefinidamente.
Situado en la península de Monterrey en California, Cannery Row acogía una inmensa pesquería de sardinas. En 1937, se capturaban anualmente 800.000 toneladas de este pez, que superaban la capacidad de la conservera, dedicándose el resto a piensos y fertilizantes. Algunos bancos de la región superaban los 10 millones de ejemplares, y se pensaba que no existía límite para las capturas.
A pesar de ser peces pequeños, las sardinas de la región viven más de 15 años y no comienzan a reproducirse hasta los 3 o 4 años. Con el paso de los años, la edad media de las sardinas de la península de Monterrey comenzó a descender hasta que no fueron capaces de llegar a la edad de reproducción, por lo que toda la pesquería desapareció.
Los boquerones del Norte ocuparon el nicho ecológico dejado por las sardinas. En la actualidad, ambas especies coexisten en la bahía de Monterrey, que es ahora una reserva marina nacional.
PESCA SOSTENIBLE
Los peces pequeños que se alimentan en la superficie, como arenques, boquerones y sardinas, son fáciles de capturar y sus grandes bancos pueden ser localizados mediante satélites. Esto los hace vulnerables a la sobrepesca, a pesar de su abundancia. La pesca sostenible requiere que la cantidad y el tamaño (o edad) del pescado sean regulados de acuerdo con un sistema de cuotas, y las zonas de pesca sean sometidas a veda periódicamente.
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