Las aguas cálidas abarcan todo el planeta en una franja a ambos lados del ecuador. Allí donde la tierra interrumpe el océano abierto y el suelo marino emerge a la superficie, se encuentra una variedad de hábitats: desde llanuras arenosas, en apariencia carentes de vida, hasta exuberantes ARRECIFES DE CORAL.
Para muchos la palabra «arrecife» conjura una imagen de claras aguas azules, corales bañados por el sol y miríadas de peces de colores. Los arrecifes de coral tropicales son uno de los entornos más bellos y más diversos del mundo. De hecho, en ellos existen más especies que en ningún otro entorno marino, y posiblemente terrestre del planeta.
Desde el aire, los arrecifes de coral parecen turquesas en medio de un océano que de no ser por ellos estaría vacío. Al observarlos bajo el agua, la profusión de vida y la exuberancia de sus colores y actividad no dejan de maravillarnos; la vista apenas tiene tiempo de detenerse en un punto antes de que algo vuelva a reclamar su atención.
Pero los arrecifes coralinos son mucho más que joyas visuales: sin la intrincada estructura que ofrecen, la diversidad de plantas y animales marinos de los trópicos, quedaría reducida a una fracción de lo que es. Los arrecifes son lugares de inagotable interés que rivalizan con cualquier hábitat de la tierra en riqueza, belleza y complejidad.
Los arrecifes de coral se forman con los esqueletos de corales pétreos que sólo crecen en aguas cálidas, poco profundas y soleadas. Los corales requieren al menos 18o C para prosperar pero, paradójicamente, los mares tropicales y subtropicales que ofrecen esa temperatura son en realidad muy pobres en nutrientes. Para sobrevivir, los corales han desarrollado una asociación con un organismo fotosintetizador que vive dentro del tejido de todo coral animal. Al capturar la energía del sol, estas zooxantellas proporcionan gran parte del alimento necesario para el crecimiento del coral, y su existencia explica por qué los arrecifes de coral se hallan en aguas soleadas.
Los arrecifes coralinos, diseminados por las aguas poco profundas y soleadas de los océanos tropicales de la tierra, ofrecen refugio y alimento a miles de peces e invertebrados. Dada la gran variedad de vida (biodiversidad) que contienen, vienen a ser como las «selvas tropicales» del mundo marino. En esencia, los arrecifes son como ciudades donde los corales sirven de ladrillos y las algas coralinas hacen las veces de cemento. El resultado es una muralla de vida consolidada que puede crecer hasta convertirse en un accidente geológico. Estos arrecifes pueden diferir en cuanto a origen y composición y, por tanto, también en cuanto a la vida que sustentan.
Alrededor del 25% de todas las especies marinas conocidas dependen de los arrecifes de coral para su alimentación, refugio y reproducción. Los arrecifes de coral son el hábitat principal de más de 4.000 especies de peces, 700 especies de coral y miles de otras plantas y animales. De hecho, la variedad de vida que soportan los arrecifes de coral, rivaliza con la de los bosques tropicales del Amazonas o de Nueva Guinea. Pero sin una acción urgente para hacer frente al cambio climático, la contaminación, la sobrepesca y otras amenazas, estos hermosos organismos que sostienen la vida, podrían desaparecer.
La vida, que surgió en las aguas de los mares, ha evolucionado en ellos hasta producir hábitats como los de los arrecifes tropicales, cuya biodiversidad únicamente se ve superada por la de las selvas lluviosas tropicales.
La mayoría de los arrecifes de coral que se encuentran hoy en día tienen entre 5.000 y 10.000 años de antigüedad. Se encuentran con mayor frecuencia en aguas cálidas, claras y poco profundas, donde hay mucha luz solar para nutrir las algas de las que dependen los corales para su alimentación. Cubren menos del 1% del fondo del océano -todos los arrecifes combinados equivaldrían a un área de alrededor de 285.000 km2. No obstante, se encuentran entre los ecosistemas más productivos y diversos del planeta.
Los arrecifes de coral son los más exóticos de los biomas intermareales, ya que no se localizan en los puntos donde la temperatura del agua es inferior a los 21o C.
Hay tres tipos principales de arrecifes de coral: arrecifes costeros, arrecifes de barrera y atolones. Los arrecifes costeros, los más comunes, son adyacentes a la tierra, con poca o ninguna separación de la costa, y se desarrollan por el crecimiento de corales en una zona de plataforma continental. Los arrecifes de barrera son más anchos y están separados de tierra por una extensión de agua, llamada laguna, que puede ser muy ancha y profunda. Los atolones son grandes arrecifes con forma de anillo que encierran una laguna central; la mayoría de los atolones, como los del sur del Pacífico, están muy lejos de las grandes masas de tierra. Tanto los atolones como los arrecifes de barrera sobresalen a menudo por encima del nivel del mar en forma de islas bajas de coral, por acción de las aguas que depositan fragmentos rotos procedentes del arrecife.
Los arrecifes coralinos (en particular los atolones) y los manglares, se encuentran entre los ecosistemas marinos de más elevada productividad biológica. Los primeros consisten en la acumulación de los exoesqueletos de miles de millones de diminutos pólipos, que crecen unos sobre otros hasta formar estructuras tan gigantescas como la Gran Barrera, que se extiende a lo largo de 2.400 km frente a la costa nororiental de Australia.
Aunque a primera vista la estructura está dominada por exoesqueleto calcáreo de estos animales coloniales, un examen más profundo demuestra que esta biomasa está triplicada por la biomasa de algas que viven en los corales y alrededor de ellos, algunas de las cuales también son calcáreas.
La proporción de algas y corales en un arrecife varía según su exposición a la embestida de las olas. Además de estos componentes esenciales del arrecife, éste es el hábitat de una considerable biomasa de protozoos foraminíferos, gusanos, moluscos, esponjas, erizos de mar y peces de los más variados tamaños y colores.
DISTRIBUCIÓN DE ARRECIFES
Los arrecifes coralinos no se restringen estrictamente a los trópicos y no siempre prosperan en ellos. Su distribución está limitada por ciertos factores físicos. Los corales necesitan aguas templadas entre los 18 y 30o C. Cuando una corriente fría atraviesa una zona, como en las Islas Galápagos, el desarrollo de arrecifes es escaso o inexistente. En cambio, si por regiones al norte o al sur de los trópicos pasa una corriente cálida constante, como alrededor de las Bermudas, bañadas por la corriente del Golfo, entonces se forman arrecifes.
Como es natural, los corales necesitan un sustrato bien sólido en el que crecer. También precisan luz (para las plantas que los pueblan), de modo que el agua debe ser poco profunda y clara. Las aguas con demasiados sedimentos ahogan los pólipos coralinos y reducen la cantidad de luz incidente. Asimismo, un exceso de agua dulce los mataría. Estas condiciones impiden que los arrecifes coralinos crezcan cerca de las desembocaduras fluviales aunque la temperatura del agua y el sustrato sean los adecuados.
Cada tipo de coral posee sus propias necesidades alimenticias, crece de un modo determinado y afronta de un forma concreta los temporales, enfermedades y depredadores. Cada uno compite a su manera por la luz y el espacio. Esta variedad de factores físicos y biológicos determina tanto los lugares donde aparecen los arrecifes como la distribución de los diversos tipos de coral que los conforman.
La mayor concentración de arrecifes de coral se encuentra en la región del Indo-Pacífico, que se extiende desde el mar Rojo hasta el centro del océano Pacífico. También hay una concentración de arrecifes, más pequeña, en el Caribe.
¿QUÉ ES EL CORAL?
Los corales pertenecen a un grupo de animales denominados «cnidarios», que engloba a los corales duros y blandos, los abanicos de mar, las gorgonias, los hidroideos, las medusas y las anémonas de mar. Aunque se trata de un grupo muy diverso, todos estos animales comparten varias características. En su fase larvaria deambulan libremente por el agua y todos poseen una estructura corporal simple con una boca central, a través de la cual el alimento entra y sale del cuerpo, así como un anillo de tentáculos. También tienen nematocistos (células urticantes) para atrapar a sus presas.
Un pólipo coralino es un solo animal. Aislado muestra un aspecto muy similar al de las anémonas marinas pero, a diferencia de éstas, muchos corales han dado un salto evolutivo gigantesco al formar colonias.
Algunas especies viven en solitario pero, en la mayoría de los casos, a partir del pólipo fundador inicial brotan otros nuevos y con el tiempo crecerán colonias de miles o incluso millones de pólipos. Libres de las limitaciones que conlleva la vida en soledad, las colonias alcanzan dimensiones descomunales y viven mucho tiempo.
Existen corales de todas las formas y tamaños, pero la estructura de base es siempre la misma; los pólipos viven como una capa superficial sobre algún tipo de estructura, ya sea dura y rígida o blanda y flexible. Los corales duros o verdaderos, que son los que confieren más fama a los arrecifes, forman esqueletos calcáreos bajo los tejidos vivos. Los corales duros que construyen el arrecife sólo crecen en aguas limpias, soleadas y poco profundas en las que la temperatura es al menos de 18o C (aunque lo ideal son 25-29o C).
Los corales blandos, tal como indica su nombre, no forman esqueletos sólidos, sino que secretan estructuras de cristales calcáreos llamadas «escleritos», que se encuentran incrustadas dentro de una matriz gelatinosa bajo los pólipos. Cuando mueren los corales blandos suele quedar poco de ellos debido a que el elemento calcáreo que forman es muy pequeño y quebradizo.
En cambio, algunos corales gorgónidos y de abanico y sobre todo los corales negros, poseen esqueletos tan densos de piedra caliza, proteínas y minerales, que duran muchísimo y se recolectan y pulen para usarlos en joyería. El esqueleto del coral negro es más denso cuanto más lento crece, y se desarrolla más despacio en las profundidades. Por tanto, las colonias más apreciadas son las más profundas y viejas.
SEXO EN EL ARRECIFE
La reproducción en los arrecifes coralinos, sobre todo entre las poblaciones de peces, es compleja. No se limita a que un macho se aparee con una hembra que cuida del desarrollo de las crías. En lugar de eso, recurren a toda una variedad de tácticas que incrementan las posibilidades de éxito de cada especie.
Aunque algunos, como los peces mariposa, forman parejas de macho y hembra que permanecen juntas hasta que uno de ellos cae presa de un predador, es mucho más común que un macho tenga un harén de hembras. Para complicar todavía más la cuestión reproductiva, muchos peces de arrecife cambian de sexo y algunos hasta son hermafroditas, esto es, macho y hembra a la vez.
En el mundo de los invertebrados, donde muchas especies, entre ellas los corales, son inmóviles, ser hermafrodita constituye una solución evidente al problema de no poder buscar una pareja.
LA ELEVADA PRODUCTIVIDAD DE LOS ARRECIFES
La alta productividad de los arrecifes se debe en primer lugar al flujo de agua alrededor del arrecife, que aleja residuos y aporta plancton. La segunda causa radica en la gran capacidad del sistema para retener nutrientes –en especial fósforo- y reciclarlos con rapidez entre las algas y los corales, de manera que su crecimiento no queda impedido por la escasez de fósforo.
La fuente de entrada de este nutriente es el zooplancton, del que se alimentan los pólipos. Por último, la presencia de una comunidad importante y activa de bacterias y otros descomponedores, pone de manifiesto que los nutrientes se reciclan rápidamente en el bioma de los arrecifes coralinos, quedando relativamente pocas cantidades inmovilizadas en el sedimento.
FRAGILIDAD DEL ECOSISTEMA
Aparte de los daños directos causados por la voladura de arrecifes, obras de construcción o la extracción de coral y de conchas para vender a los turistas, ciertas prácticas del uso del suelo en las tierras cercanas a la costa han afectado de forma casi irreversible este frágil ecosistema, ya que sus organismos han muerto debido a la deposición de grandes cantidades de cieno.
Es el efecto que se produce, por ejemplo, con la deforestación de una isla montañosa cercana, así como con el dragado de un puerto lagunar y la ganancia de terrenos a los ecosistemas costeros que favorecen la acumulación de cieno (como el manglar).
LOS PRINCIPALES ARRECIFES DE CORAL DEL PLANETA
Todos estamos de acuerdo en que se trata de uno de los ecosistemas más bellos y coloridos de nuestro planeta y lugares de preferencia para la práctica del buceo o snorkel durante las vacaciones.
Entre los más importantes se encuentran:
Gran Barrera de Arrecifes
Situada en Australia, frente a las costas de Queensland, es el arrecife más grande del mundo, se puede ver desde el espacio.
La Gran Barrera de Arrecifes es el mayor sistema de arrecifes de coral, y se extiende sobre 2.000 km en la costa de Queensland. En 1975, se estableció el parque marino de la Gran Barrera de Arrecifes y, en 1981, la región fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
La Gran Barrera consta de unos 3.000 arrecifes individuales y de pequeñas islas de coral, y alberga una impresionante diversidad de especies: unas 4.000 de moluscos, 1.500 de peces y 500 de algas. La especie clave es el Mero patata (Epinephelus tukula).
Coral de las Islas Maldivas
Los atolones de las Maldivas forman la parte central de una enorme cadena montañosa submarina que se extiende durante más de 2.000 km desde las Islas Laccadivas, en el norte, hasta las Islas Chagos, en el sur.
Barrera de Coral de Belice
La barrera de coral de Belice es el segundo arrecife de coral más grande del mundo (con una longitud de 350 km) y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Es uno de los dos organismos vivos lo suficientemente grande para ser visto desde el espacio.
Es una de las ecosferas más hermosas y majestuosas del planeta. Compuesto por bosques de manglares, estuarios, islas arenosas, atolones y lagunas costeras. Es uno de los pocos arrecifes de doble barrera en el mundo.
Varios animales en peligro de extinción la habitan, incluyendo tortugas marinas, manatíes y el cocodrilo marino americano. Podemos encontrar más de 500 especies de peces; es el hogar de especies raras como el tiburón martillo y los jaguares, así como de la raya águila manchada, el tiburón ballena, las orcas, los delfines, las caracolas, los caballitos de mar, las anguilas... Está habitada por más de 350 especies de mariscos e incontables cantidades de esponjas, gusanos y más de 100 especies de coral.
Arrecife del Faro
Es un atolón situado a 55 km al este de la gran barrera de arrecifes de Belice. Como todos los atolones, está rodeado de numerosas formaciones de coral, muchas de las cuales emergen en la superficie. Estos corales forman una barrera natural frente al mar y rodean una laguna que se asienta sobre una masa de piedra caliza. En el centro se encuentra su mayor atractivo: un gran foso casi circular que se abisma en la piedra, conocido como el Gran Agujero Azul.
Tiene una superficie total de 300 km2 y su especie clave es el Pez Ángel Reina (Holacanthus ciliaris).
Fernando de Noronha, Brasil
Brasil tiene seis grandes áreas de arrecifes de coral, según la Iniciativa Internacional de Arrecifes de Coral (ICRI por sus siglas en inglés). Comienzan a lo largo de la costa del nororiental estado de Rio Grande do Norte y recorren cerca de 3.000 kilómetros hasta Albrohos Bank, el arrecife más austral del estado de Bahía.
Las formaciones de arrecifes de Brasil presentan 18 especies de coral duro, ocho de ellas endémicas de Brasil. Estos son los únicos arrecifes de coral conocidos en la región del Atlántico Sur.
Raja Ampat, Indonesia
El arrecife de coral más rico de la tierra y el mejor destino de buceo de Indonesia.
El archipiélago del Raja Ampat, parte del «Triángulo de Coral», situado en la esquina noroeste de la provincia indonesia de Papúa Occidental, abarca 40.000 km² de tierra y mar e incluye una serie de más de 1.500 islas que rodean las islas principales de Misool, Salawati, Batanta y Waigeo.
Situado en la intersección del Océano Índico y el Océano Pacífico, Raja Ampat ha sido descrito como una «fábrica de especies».
Las poderosas corrientes de aguas profundas canalizan los nutrientes hacia sus delicados arrecifes de coral, las gotitas de agua azul, los manglares y las praderas de pastos marinos para formar la base de la cadena alimenticia, que nutre a una espectacular diversidad de vida marina.
Arrecife de Aldabra, Islas Seychelles
Aldabra es un atolón coralino situado en el Océano Índico, perteneciente al Grupo Aldabra en el Distrito de las Islas Exteriores de las Seychelles. Es un clásico atolón de coral de 34 km de largo, 14,5 km de ancho, hasta 8 m sobre el nivel del mar y cuenta con una superficie de 155,4 km². La laguna tiene una superficie de 224 km², de los cuales aproximadamente dos tercios están secos durante la marea baja. El atolón está compuesto por 4 grandes islas de coral que encierran una laguna poco profunda.
LA CONSERVACIÓN DE LOS ARRECIFES
Durante mucho tiempo la humanidad ha influido negativamente en el mundo submarino, pero ahora nos acercamos a un punto sin retorno, y si no actuamos con rapidez, puede que los océanos no se recuperen.
Hemos tratado los recursos de los océanos como si fueran ilimitados: los peces siempre abundaban, las olas se llevaban la basura y dejaban la orilla limpia otra vez. Dadas la vastedad de los océanos y nuestra relativa falta de conocimientos sobre lo que hay bajo la superficie, es fácil entender esta actitud y disculpar la falta de control. Sin embargo, al crecer las poblaciones humanas, este comportamiento le ha pasado factura al entorno, y los hábitats que hemos explotado tanto tiempo han comenzado a sufrir.
Los arrecifes del planeta se enfrentan hoy a graves problemas. Una de las mayores amenazas es la sobrepesca: cada día, millones de personas consumen comida de los arrecifes y, cada día, miles de barcos pesqueros faenan para cubrir esta demanda. Grandes redes se arrastran por el lecho marino, largos sedales se arrojan a los océanos, y millones de tiburones son masacrados para responder a la demanda de sopa de aleta de tiburón. De hecho, muchas poblaciones de peces del mundo se han reducido hasta el extremo de que es probable que no puedan recuperarse en el futuro.
En algunas zonas de los trópicos, los arrecifes de coral están siendo destruidos a un ritmo alarmante por pescadores que usan explosivos y por el empleo de cianuro para obtener peces vivos para su venta a restaurantes y acuarios. Los manglares tropicales se arrasan para abrir camino al desarrollo costero, o se queman para obtener carbón vegetal, mientras que los bosques de algas de aguas templadas se recolectan en todo el mundo.
Existen otros efectos menos directos. Por ejemplo, las poblaciones de erizos que se alimentan de algas, se han disparado debido a la sobrepesca de sus depredadores, lo que dificulta todavía más la regeneración de estos magníficos bosques sumergidos.
Los plásticos arrojados al mar durante décadas, obstruyen los estómagos de tortugas y aves marinas, mientras que los pertrechos de pesca abandonados, se arrastran durante años y asfixian a delfines y tiburones. Los vertidos de aceite y basura de los barcos también amenazan los entornos marinos del planeta, mientras que los detritus de la tierra –contaminación, sedimentos y agua cargada de nitrógeno-, invaden tanto los arrecifes costeros como las costas rocosas revestidas de algas.
Todas las actividades humanas, en el mar y en tierra firme, acaban por repercutir en los arrecifes de nuestro planeta. Con la destrucción de arrecifes enteros, de manglares y bosques de algas, somos responsables de la pérdida permanente de una cantidad escalofriante de diversidad, y nos enfrentamos a la posibilidad real del colapso de ecosistemas enteros.
Entre los humanos y los arrecifes siempre ha existido una estrecha relación, pero en nuestros tiempos esta asociación se ha orientado en una dirección equivocada. Ahora depende de nosotros salvar estos hermosos hábitats, estudiarlos, conocer sus limitaciones y aceptar que debemos reprimir nuestros deseos a corto plazo, no sólo por el bien de sus habitantes, sino por el de todo el ecosistema.
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