En la Selva

Tinamú Grande

REINO
Animalia
FAMILIA
Tinamidae
FILO
Chordata
GÉNERO
Tinamus
clase
Aves
ESPECIE
T. major
ORDEN
Tinamiformes
NOMBRE BINOMIAL
Tinamus major
       

Confinados a selvas, zonas arboladas, llanuras y praderas de América central y meridional, los  tinamúes grandes son aves selectivas.

El parecido superficial con ciertas especies del grupo de las aves de caza, en particular con las gallinas de Guinea, no es señal de un parentesco verdadero.

Desde hace poco se han reconocido como miembros del superorden de los Paleognatos (que incluye a las ratites), una asociación apoyada por el análisis reciente de las proteínas de la clara de sus huevos, el ADN y la estructura de la lengua. El análisis de la evidencia fósil ha mostrado recientemente que los Paleognatos surgieron probablemente en el hemisferio norte, donde se han encontrado fósiles del Eoceno de antepasados voladores. Estos voladores que volaban, habrían podido distribuir el grupo por todo el mundo, y su existencia elimina la necesidad de suponer que las ratites y los tinamúes fueron caminando hacia sus actuales ámbitos del hemisferio austral. Los primeros tinamúes fósiles provienen del Pleistoceno (hace un millón de años) de Buenos Aires y Minas Gerais, y hoy se encuentran ampliamente distribuidos desde México al sur de Chile.

Para el observador accidental, los tinamúes recuerdan aparentemente a la gallina de Guinea en proporciones y andares, pero difieren de ella en que el pico es más esbelto, alargado y ligeramente curvo. Además, la parte posterior del cuerpo aparece arqueada, debido al gran desarrollo de las plumas del obispillo, que normalmente oculta la cola corta.

Las patas son gruesas y potentes, y posee tres dedos hacia adelante y uno hacia  atrás. El último está reducido y elevado, o incluso ausente. Aunque las patas están perfectamente adaptadas para correr, las  aves pronto se agotan cuando se apresuran, y a menudo se tropiezan.

Se capacidad de vuelo deja también mucho que desear, pues, a pesar de tener los músculos del vuelo bien desarrollados, en el aire son desmañados y chocan contra obstáculos, resultando heridos o incluso muertos. Se ha sugerido que esta aparente debilidad se asocia con su corazón proporcionalmente pequeño, y sus estrechos vasos sanguíneos.

Debido a las limitadas aptitudes para correr y para volar, se basan en su coloración protectora para no ser vistos. Se mantienen inmóviles con la cabeza extendida, intentando fundirse con la vegetación, y se alejan del peligro usando todas las coberturas disponibles. Se sabe que los que viven en zonas abiertas, se esconden en agujeros en el suelo. En todas las ocasiones, sólo se dejan ver, o despliegan las alas en el último momento. Los tinamúes no son las aves más fáciles de avistar en su entorno natural, y su presencia sólo se delata por sus persistentes llamadas silbantes y aflautadas, que pueden emitir de día o de noche.

El contenido de buches analizados, sugiere que se alimentan principalmente de semillas, frutos y otras sustancias vegetales, como raíces y brotes. También pueden ingerir insectos y otros animales pequeños como arañas, ranas y lagartijas. Los tinamúes usan el pico para buscar comida, cavando en el suelo con él y utilizándolo para desmoronar los frágiles montículos de las termitas; a diferencia de las aves de caza, no escarban la comida con las patas.

Excepto cuando se aparea, el tinamú es un ave solitaria, que vaga por la selva oscura en busca de alimento en la hojarasca de la selva. Los roles sexuales se hallan a menudo invertidos: los machos cuidan de los huevos y las crías, mientras que las hembras se muestran más agresivas.

El tinamú grande tiene una llamada o canto muy distintivo, se puede escuchar en el atardecer de la selva e identificarlo por él.

El cortejo implica una exhibición de búsqueda de comida y de exposición de las plumas. En la primera, el macho lleva una o varias hembras por su territorio, imitando los movimientos que usa para alimentarse. En la segunda, hace gala del colorido plumaje de la cola, normalmente oculto bajo las plumas del obispillo.

El macho prepara el nido y atrae a las hembras a él. Escarba el nido con las patas, aunque nunca lo haga para conseguir comida. Una vez que las hembras han puesto los huevos, dejan de formar parte en el proceso de anidación.

La poligamia es común. Una o más hembras pueden poner huevos en un mismo nido, y a veces una de ella deposita sus huevos en varios nidos distintos, atendidos por distintos machos. La mayor parte de ellos mantienen sus territorios durante la época de cría. Estos territorios comprenden entre 0,1 y 30 hectáreas, en correlación con el tamaño y la productividad del entorno.

Anidan durante muchos meses del año, en el suelo, y depositan los huevos directamente entre raíces en un agujero superficial u otras formas de nido de hierba y palos. Según parece, las nidadas constan de 1 a 12 huevos, aunque la última cifra puede ser resultado de que dos hembras utilicen el mismo nido. Los huevos son relativamente grandes y conocidos por su lustre duro, parecido a porcelana, y su coloración clara y vívida, con predominio de tonos azules, violetas y pardos.

Durante el periodo de anidación, los machos a menudo se vuelven tan mansos que pueden atraparse en el nido. Ante los intrusos, cubrirán los huevos con hojas o con plumas. Los pollos son vellosos y de color amarillento, con franjas y manchas oscuras. Están bien desarrollados y pueden correr poco después de eclosionar el huevo. Crecen con rapidez y vuelan antes de alcanzar la mitad de su tamaño final.

En todo su ámbito el tinamú grande es ambicionado por su carne, que, aunque extrañamente traslúcida en apariencia, es muy tierna y sabrosa.

La deforestación es una amenaza de primer orden. Este grupo de aves tímidas y crípticas, plantea un gran reto de estudio ornitológico.

 

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