REINO |
Animalia |
FAMILIA |
Casuariidae |
FILO |
Chordata |
GÉNERO |
Casuarius |
clase |
Aves |
ESPECIE |
C. casuarius |
ORDEN |
Struthioniformes |
NOMBRE BINOMIAL |
Casuarius casuarius |
Estas aves grandes y no voladoras, se distribuyen por los bosques tropicales densos de Indonesia, Nueva Guinea y el noreste de Australia, prefiriendo elevaciones aproximadas de entre 500 metros en Nueva Guinea y los 1.100 metros en Australia.
El casuario común es el mayor miembro de la familia Casuariidae, y la segunda ave más pesada en tierra, con un peso máximo estimado en 85 kilogramos y un tamaño de 1,9 metros de altura. Normalmente, esta especie se extiende desde los 1,27 hasta 1,7 metros de longitud. La altura es usualmente de 1,5 a 1,8 metros. Las hembras suelen pesar en promedio 58,5 kilogramos, mientras que los machos oscilan entre los 29 y los 34 kilogramos. Es la cuarta ave más grande del mundo, siendo el emú el que ocupa el segundo lugar del ranking.
Los casuarios están estrechamente relacionados con los kiwis de la familia Apterygidae. Estas dos familias presentan su divergencia a partir de un ancestro común de hace 40 millones de años. El casuario común se encuentra dentro de la clase Aves, que incluye a todas las aves, tanto las que pueden volar como las que han perdido esta facultad.
En las selvas los casuarios son fuente de misterio. Muchas personas han visto sus huellas y sus excrementos, o incluso los han oído cantar, pero es muy raro verlos. Para ser los animales más grandes de Nueva Guinea, han guardado bien sus secretos: se conoce muy poco de la historia de su vida.
Tienen cuello largo, patas largas y alas pequeñas escondidas bajo un plumaje suelto que parece pelo. Del mismo modo que son capaces de correr rápidamente, también pueden nadar. Tanto los casuarios como los emúes poseen 3 dedos en cada pata. En el caso de los primeros, el dedo que queda más hacia dentro está provisto de una garra larga y afilada de hasta 10 cm, que puede causar heridas letales: una patada de un casuario ha destripado a muchos adversarios. La temible garra del ave, como un puñal, se ha cobrado muchas vidas humanas; es tan afilada que en algunos pueblos indígenas de Papúa, la usan como punta de lanza.
Posee un plumaje negro o pardo, brillante y caedizo. Los cañones de las plumas de las alas son estructuras grandes en punta, que se usan para el combate y la defensa. Los tres dedos de cada pata son también armas eficaces. La cabeza está adornada con un casco (más alto en la hembra que en el macho). El casco no es córneo, sino que está compuesto por hueso trabecular o cartílago calcificado, cubierto con una piel queratinosa. El núcleo está fundido firmemente en el cráneo. El cuello se adorna con una piel desnuda muy colorida y colgajos pequeños y carnosos (barbas), que pueden cambiar de color de acuerdo con el estado de ánimo del animal.
Los sexos son parecidos. En las crías el plumaje es castaño, negro y blanco, que cambia a un pardo uniforme en el primer año de vida. El lustroso plumaje adulto de color negro empieza a crecer en el segundo año y se ha desarrollado plenamente a los cuatro años. Se cree que el casco de la cabeza es usado por las aves para empujar en la espesa selva. Se observó a un ave cautiva que lo empleaba para escarbar en el suelo como si buscara comida, por lo que tal vez los casuarios salvajes también lo empleen para revolver la cubierta de hojas en busca de animalillos, frutos caídos y hongos.
Los casuarios son en esencia animales solitarios, que se emparejan en la época de cría, pero que fuera de la temporada, viven solos. El macho incuba de 4 a 8 huevos durante 50 días en un nido en el suelo de la selva, un colchón de material herbáceo de 5 a 10 centímetros de grosor y hasta un metro de ancho. Es lo suficientemente grueso como para permitir drenar la humedad de los huevos. Los huevos presentan una superficie granulada, inicialmente son de un color verde brillante que se desvanece con el tiempo. El macho se encarga tanto de incubar los huevos como de cuidar a los polluelos, a los que acompaña durante aproximadamente un año, momento en que retorna a su vida solitaria.
La llamada que más se escucha en estas aves es un profundo «chug-chug», pero durante el cortejo, el macho de casuario se acerca a la hembra ululando un «bu-bu-bu», al tiempo que la rodea mientras hincha y hace crepitar su garganta.
Los casuarios son agresivos, y la mayoría de los encuentros entre ejemplares salvajes observados fuera de la época de reproducción, terminaron en peleas. Por su distribución se cree que es un animal territorial.
Los casuarios comen principalmente frutos de los árboles, que se tragan enteros. Los frutos del laurel, el mirto la palma y el Elaeocarpus son los más importantes para esta especie. Como el fruto de estos árboles cae desde el techo de la selva y los casuarios no vuelan, dependen de buscar la fruta madura. Los casuarios necesitan un aporte de frutos durante todo el año, por lo que sólo los grandes bosques con una buena biodiversidad de especies arbóreas pueden sostener su población. Comen los frutos de hasta 75 especies, además de hongos, algunos insectos y pequeños vertebrados.
Constituyen una parte vital del ecosistema de su hábitat; como dispersar las semillas de unas 70 especies de árboles es una tarea excesiva para cualquier animal de las selvas, estas aves promueven la diversidad.
La reproducción (en invierno) coincide con el periodo en el que hay mayor cantidad de frutos en la selva. La supervivencia de estos animales, depende, por tanto, de la de los bosques diversos en los que pueden obtener el alimento durante todo el año. Muchos bosques usados para la producción de madera han perdido su primitiva diversidad, con lo que de un modo lento y sutil, son cada vez menos capaces de sostener a los casuarios.
Los pueblos de Nueva Guinea mantienen en cautividad ejemplares de tres especies de casuarios. Se despluma a estas aves para decorar tocados o preparar adornos para la nariz, y, finalmente, el casuario entero sirve de plato en un festín.
Los casuarios han sido objeto de comercio en el Asia sudoriental durante al menos 500 años. Cuando se desarrollaron las plantaciones de azúcar a finales del siglo XIX, las poblaciones de casuarios se redujeron enormemente. Las de la especie de Ceram y el moruk de Nueva Bretaña, probablemente surgieron de la reproducción de aves que escaparon de sus captores, traídas desde la isla principal de Nueva Guinea.
Debido a la pérdida del hábitat, el rango limitado, y la caza excesiva en algunas zonas, el casuario se evalúa como Vulnerable dentro de la Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas. La población de Australia está clasificada como En Peligro bajo las leyes federales y del estado de Queensland.
Algunas de las amenazas más notables de esta especie son la pérdida del hábitat, los animales salvajes que se alimentan de sus huevos, la caza y los atropellos. La construcción de carreteras, los animales salvajes depredadores y la caza, son las peores de éstas.
El casuario común cuenta con una amplia presencia en 396.000 kilómetros cuadrados y, entre 10.000 y 20.000 aves fueron estimadas en un estudio en el 2002; de las cuales de 1.500 a 2.000 se encontraban en Australia.
En la actualidad, la mayoría de las autoridades consideran al casuario común como especie monotípica, pero se han descrito varias subespecies. Sin embargo, es muy difícil confirmar la validez de estos datos debido a las variaciones individuales, relacionadas con la edad, las relativamente escasas variaciones de los especímenes disponibles (la brillante piel de la cabeza y del cuello se desvanece en algunas muestras, y ésta es la base de las subespecies que se han descrito) y los locales que se sabe que han intercambiado casuarios vivos durante cientos, incluso miles de años, algunos de los cuales probablemente se pueden haber escapado o introducido deliberadamente en regiones alejadas de su origen.
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