TAMAÑO |
41-50 kg 61-76 cm |
ACICALAMIENTO |
Normal |
ADIESTRAMIENTO |
Largo |
COLORES |
Variedad de colores |
El enorme FILA BRASILEIRO desciende de los mastines españoles y portugueses, y de bloodhounds, una herencia palpable en el aspecto de la raza. Se ha utilizado como perro de rastro y para cazar piezas de gran tamaño, aunque antes que atacar a la presa, se utiliza para acorralarla. Antaño empleado para perseguir esclavos fugitivos, en la actualidad desempeña labores diversas como perro de pastor, guardián de rebaños y propiedades y caza de grandes felinos.
El fila brasileiro es un molosoide de gran talla pero muy ágil. Posee una osamenta poderosa y una estructura rectangular, compacta y proporcionada.
La cabeza es grande, pesada y maciza, aunque siempre está proporcionada con el cuerpo. La relación craneofacial es casi de 1:1, con el morro levemente más corto que el cráneo. La cresta occipital es muy prominente, sobre todo en el cachorro. El stop es bajo e inclinado, de modo que no debe verse cuando se mira al animal de frente.
Los ojos son de tamaño mediano o grande, en forma de almendra, bastante hundidos, de color acorde con el manto (de amarillo a marrón oscuro). Las orejas son anchas y espesas, colgantes y en forma de «V». Las extremidades son paralelas y rectas, con la osamenta fuerte. Una característica de la raza es el modo de desplazarse en ambladura. La cola es muy ancha en la raíz y se estrecha rápidamente cuando llega a la altura del corvejón.
El pelo es corto. Se admiten todos los colores sólidos, salvo el blanco, el gris rata y el manto moteado o manchado, susceptibles de descalificación. Las capas de color sólido pueden presentar franjas de color menos intenso o muy oscuro. La máscara negra es opcional.
La talla en los machos es de 63-75 cm. con un peso mínimo de 50 kg., y en las hembras de 60 a 70 cm. con un peso mínimo de 40 kg.
Sus orígenes son muy remotos y bastante controvertidos. Algunos autores sostienen que el fila deriva del cruce entre mastiff, bulldog y chien de Saint-Hubert (bloodhound). Otros afirman que desciende de perros de presa que llegaron a Brasil en 1630 con los holandeses, quienes los utilizaban para dar caza a negros, indios y portugueses.
Una tercera hipótesis aventura un posible cruce entre lebreles españoles y perros molosoides.
La raza fue reconocida en 1946, si bien ya se criaba algunas décadas antes. El nombre deriva del portugués filar, que significa «atrapar».
El fila brasileiro es esencialmente un perro de guarda, aunque también puede emplearse en la caza mayor y para la vigilancia de ganado. Sin lugar a dudas, el temperamento de esta raza es la característica que más la define y diferencia del resto de las razas caninas. Asimismo es su peculiar comportamiento lo que le hace ganar adeptos.
La vida del fila transcurre en un continuo ir y venir entre el amor y el odio. Amor a todo aquello que asume como propio: su dueño, su familia, sus propiedades... Odio hacia todo lo demás. Cualquier ser vivo ajeno a su entorno, es considerado como un agresor, propiciándole la respuesta que a su juicio merece tal invasión.
Ya desde temprana edad el fila observa un comportamiento característico, bien distinto de la mayoría de razas caninas. El cachorro no gusta de jugar con extraños, por muy amables que éstos pretendan ser. A partir de los cuatro meses de edad comienza a desconfiar de las visitas, evitando todo contacto con ellas y alejándose gruñendo. Conforme pasan los días, ese miedo y desconfianza hacia los desconocidos se va convirtiendo en exacerbado odio y, coincidiendo con el aumento de su potencial agresivo, consecuencia lógica de su desarrollo físico, aumenta también el número de reacciones agresivas ante extraños.
Es probable que la persona que posea un fila por primera vez se sienta un tanto desconcertada ante la forma de proceder de su compañero durante los nueve o diez primeros meses de vida, ya que es frecuente que el mismo cachorro que gruñe y acosa al vecino, lo reciba al día siguiente ofreciéndole el mejor de sus juguetes.
Pero esas alteraciones de comportamiento son absolutamente normales, ya que al fin y al cabo estamos hablando de un perro que se encuentra en su más tierna infancia, con unas ganas locas de jugar y de pasar el mayor tiempo posible en compañía. No obstante, ya comienzan a aflorar en él las pautas de comportamiento típicas de la raza, y tan sólo es cuestión de tiempo, de poco tiempo, el que el cien por cien de los extraños sean siempre mal recibidos. A la vuelta de un año de edad, como máximo, todo ejemplar que haya crecido en un ambiente normal debe mostrarse agresivo dentro de su propio territorio.
Nos encontramos, por tanto, ante una de las poquísimas razas que todavía conservan un elevado instinto natural de guarda, y cuestión nuestra es que siga siendo así. En este sentido comentar que el fila no necesita adiestramiento alguno para ejercer la guarda de una manera tremendamente resolutiva. Y cuando se dice que no necesita adiestramiento, se dice también que no debe ser adiestrado.
Es cariñoso y dócil con su amo, bueno y paciente con los niños.
No debe estimularse el instinto agresivo de este perro (y menos con métodos cruentos) porque podría convertirse en un animal peligroso, habida cuenta de su gran corpulencia. Sin duda, se trata de una raza para expertos.
Como todos los molosoides de crecimiento muy rápido, debe seguirse de cerca durante toda la etapa de desarrollo. El cachorro no debe realizar demasiado ejercicio. El adulto necesita más movimiento.
Teniendo en cuenta las dimensiones y su misión básica, que es hacer la guarda, el lugar ideal para el fila es una jardín, aunque debe relacionarse en la medida de lo posible con las personas.
OBSERVACIONES Y CONSEJOS
Es un perro raro en Europa, lo que implica que es difícil encontrar un buen cachorro.
Perro de lealtad a toda prueba, puede resultar, sin embargo, agresivo con extraños y perros desconocidos, motivo por el que se ha prohibido en algunos países. Requiere una socialización precoz con otros perros.
RAZAS DE PERROS - Mostrar / Ocultar