En el Bosque

Oso de Anteojos

REINO
Animalia
FAMILIA
Ursidae
FILO
Chordata
SUBFAMILIA
Tremarctinae
CLASE
Mammalia
TRIBU
Tremarctini
ORDEN
Carnivora
GÉNERO
Tremarctos
SUBORDEN
Caniformia
ESPECIE
T. ornatus
SUPERFAMILIA
Arctoidea
NOMBRE BINOMIAL
Tremarctos ornatus
       

El  oso de anteojos, también llamado «oso andino», es un mamífero carnívoro de la familia Ursidae, y la única especie viviente de su género. Endémico de Sudamérica, se puede encontrar a lo largo de las regiones montañosas de los Andes, en Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia, y también está presente en el noroeste de Argentina y en Panamá.

Habitan una gran variedad de hábitats en toda su área de distribución. Comúnmente encontrados en los bosques húmedos andinos con precipitaciones anuales superiores a los 1.000 mm (zonas perhúmedas), donde existe abundancia de alimento y refugio. También se encuentran en páramos y zonas semiáridas de bosque de matorral y pastizales, cuyas precipitaciones rondan los 250 mm. En la vertiente occidental de los Andes centrales del Perú (Dto. Lambayeque, Reserva Ecológica Chaparri) desciende hasta el desierto y los bosques secos. Aparentemente al inicio de la conquista española, en el siglo XV, el área de distribución de este oso era más extensa.

Se cree que estos osos viajan entre diferentes tipos de hábitat en función de la temporada, pero el momento en que ocurren estas migraciones y lo que les impulsa, se desconoce. Esta especie alguna vez ocupó hábitats desde el desierto costero hasta tierras de pastoreo altas, pero la presencia humana ha ido limitando cada vez más su existencia a los bosques nubosos ubicados entre los 475 y los 3.658 metros de altitud, principalmente entre 1.900-2.350 m.

Es el mamífero terrestre más grande de Sudamérica, después del tapir, y es, además, el más arborícola de la familia.

Desempeña un papel sobresaliente en el folklore y la mitología de muchos pueblos andinos, y entre la gran variedad de nombre que recibe, se cuentan el «oso achupayero» (oso que come bromelias), «yura matero» (oso de frente blanca), «yanapuma» (puma negro) y «ucucu» (por una de sus extrañas vocalizaciones).

De tamaño mediano en comparación con otros osos, mide entre 1,5 y 2,0 m de alto (en la actualidad es más frecuente encontrar ejemplares de 1,5 m.), y pesa en promedio entre 140 y 175 kg, siendo el macho más grande que la hembra. Su coloración es uniforme, negra o café negruzca, con pelo áspero. El hocico es corto, de color café claro o blanco, con manchas blanquecinas que se extienden alrededor de los ojos y la nariz a través de las mejillas, bajando por el cuello hasta el pecho, y que varía mucho entre individuos. Posee cinco dedos con garras largas y curvas no retráctiles, y las plantas de las patas poseen pelos interdigitales que les ayudan a trepar a los árboles. La cola mide entre 7 y 12 cm.

Lo que más caracteriza a esta especie es la presencia de manchas de color blanco cremoso en torno a los ojos, que en ocasiones llegan a la zona de la garganta y pecho, aunque en algunos especímenes pueden estar totalmente ausentes. Dichas marcas varían en su diseño, que va desde círculos completos a «cejas» en la parte superior o «lágrimas» en la inferior, y permiten identificar a cada individuo en particular. Aunque el color de pelaje más común es el negro, también se encuentran ejemplares de color marrón y, con mucha menos frecuencia, de color rojizo.

Su cabeza es grande en relación al resto del cuerpo (característica en común con el panda gigante), posee poderosas mandíbulas, y el cráneo presenta dos importantes fosas maseteras. Se percibe una convergencia evolutiva: el cuerpo de estos osos llega a recordar al de los grandes primates (de ahí que en muchos lugares dieran lugar a mitos y leyendas referidas a «hombres salvajes peludos que viven en las selvas»).

Plantígrados como todos los osos, sus «pies planos» les facultan para una postura erecta, que utilizan tanto para mirar a lo lejos como para trepar árboles y rocas, o para aparentar mayor masa corporal en un acto de amedrentamiento, que es reforzado con el erizado de su pelo. No se conoce que tenga periodos de aletargamiento estacional.

De hábitos diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres y trepadores, su alimentación es predominantemente vegetariana, y sus grandes músculos de las quijadas y molares, le permiten triturar hasta las plantas más duras; por ejemplo, las plantas de poco grosor, simplemente las rompe y las mastica, a pesar de las espinas de cactus o púas en las hojas de las bromelias. Una técnica común para alimentarse de los árboles consiste en inclinar una rama para doblar las demás y traer los frutos a su alcance. Estos animales también pueden crear una plataforma de árboles  simples de 5 m o más de ancho para alimentarse y descansar.

La mayor parte de los apareamientos tienen lugar entre abril y junio, pero pueden producirse casi en cualquier época del año, de modo que el nacimiento de las crías coincide con la temporada de mayor disponibilidad de alimento.

La pareja permanece unida durante 1 o 2 semanas; los cachorros abren los ojos a los 42 días y pueden abandonar la madriguera a los 3 meses para ocupar un hoyo entre las rocas o raíces de árboles, aunque permanecen con la madre durante 2 años para aprender los métodos de alimentación, tipos de comida y amenazas.

Como sucede con otros osos, el macho no tiene participación en la crianza de los cachorros, y si por casualidad se encuentra con ellos, los puede atacar y matar.

La dieta del oso andino –uno de los osos más herbívoros- incluye una amplia gama de frutas, así como bromelias, bulbos de orquídeas silvestres y otras flores similares, brotes de palma y peciolos de las hojas, y en regiones más secas, tallos de pasto y cactus. Entre los alimentos de tipo animal se incluyen insectos, pájaros, huevos, mamíferos pequeños y carroña. Las invasiones de los cultivos, especialmente maizales, y ataques ocasionales al ganado, provocan que los agricultores los maten como venganza.

Al igual que sucede con otras muchas especies, la pérdida de hábitat juega un papel importantísimo en la disminución de la población de osos de anteojos. Sólo en Ecuador se ha producido una pérdida estimada del 40% de las áreas naturales de distribución de esta especie. Esto crea pequeñas poblaciones aisladas de osos. Puesto que dependen de diferentes hábitats para encontrar el alimento durante las diferentes estaciones, es esencial preservar amplias zonas para asegurar suministro suficiente de alimento durante todo el año.

En el 2004 se consideraba que en toda Sudamérica quedaban unos 18.250 osos de anteojos en vida silvestre. La mayor parte de la población se encuentra en Perú, seguido por Colombia, Bolivia y Ecuador. Ha sido intensamente cazado por el hombre, tanto porque se lo considera un peligro y una «plaga», como por «deporte» e incluso por supersticiones (en varios lugares se cree que sus garras poseen propiedades medicinales). Sin embargo, ha sido un animal totémico para muchas etnias originarias, y en esos casos, tales grupos evitaban su caza.

Cumple importantes funciones ecológicas, como lo es su papel de dispensador de semillas, depredador y polinizador.

 

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