REINO |
Animalia |
FAMILIA |
Cervidae |
FILO |
Chordata |
GÉNERO |
Cervus |
CLASE |
Mammalia |
ESPECIE |
C. elaphus |
ORDEN |
Artiodactyla |
NOMBRE BINOMIAL |
Cervus elaphus |
El ciervo común es un animal esbelto, robusto, bien conformado y de porte majestuoso y altivo. Su corpulencia puede variar de modo considerable, siendo la hembra bastante más pequeña que el macho, del que difiere también por el color del manto.
Longitud: de 160 a 250 cm. Peso: machos entre 150 y 200 Kg. Hembras entre 75 y 125 Kg.
Subespecies: Cervus elaphus bolivari (el más común en la península Ibérica) y Cervus elaphus hispanicus (limitado a la zona baja del Guadalquivir).
Es muy tímido y miedoso, y no muy astuto ni inteligente. El ciervo que conocemos nosotros es una especie muy antigua, de modo que se estima que hace unos 400.000 años, tanto el ciervo como su cornamenta comenzaron a configurarse con sus actuales características, aun cuando en los años posteriores evolucionó la forma de la cuerna hasta hacerse más compleja en la corona de puntas que caracteriza a los machos adultos.
El ciervo es más activo durante el amanecer y el atardecer, siendo su periodo de menos actividad el centro del día. Es una especie marcadamente errática, de forma que raramente pasa más de un día en un mismo lugar, sin molestarse nunca en preparar un encame. El macho suele vivir en solitario, mientras que las hembras, junto con los ejemplares más jóvenes, se organizan en rebaños que pueden ir desde 3 ó 4 ejemplares a más de 20, normalmente dirigidos por una hembra experimentada, que coordina el rebaño manteniendo una rígida jerarquía en la que participan tan solo las hembras más adultas. Este rebaño matriarcal posee un territorio de verano y otro de invierno, y ambos son defendidos de la intrusión de otros grupos.
En sus desplazamientos, los rebaños adoptan una ordenación lineal que en los grupos de hembras está encabezado por la hembra adulta dominante, seguida del resto, que se sitúan en función de la edad, mientras que en el período de celo el grupo está cerrado por el macho dominante, posiblemente con la función de mantener reunido el grupo.
En ciervo vive en la mayoría de los hábitats, desde llanuras cercanas al mar, a la alta montaña: se encuentra principalmente entre zonas boscosas o arbustivas y zonas abiertas con herbáceas o pastos.
Longevidad: Un máximo de 20 años, aun cuando la media está en torno a los 10 años.
Berrea y celo: Septiembre-octubre (final del verano). En esta época, que se puede prolongar durante aproximadamente un mes, el macho se muestra en extremo egoísta: no piensa más que en su apetencia sexual, olvidándose incluso de comer, por lo que puede perder muchos kilos, entregándose a duros combates con otros machos contendientes, en defensa de su harén o territorio, tratando en algunos momentos a las hembras con violencia.
A diferencia del macho, la hembra de ciervo durante todo el año, incluida la época de celo, tiene como principal ocupación conseguir alimento, y sólo reposa, normalmente pocas horas, en el corto período de tiempo que transcurre entre la ovulación y la cópula.
Gestación: unos 8 meses. Época de parto: de mayo a julio. Duración del parto: muy rápido, apenas 10 minutos. Número de crías por camada: una, excepcionalmente dos. Entre dos partos tiene lugar un intervalo mínimo de dos años, de modo que la hembra que cría un año no lo hace el siguiente. Se estima que el índice reproductor medio es del 0,44 cría/hembra.
Duración de la lactancia: exclusivamente leche materna durante unos 3 meses. A partir del 4º mes de vida continúa alternando la leche con alimento sólido. Durante el primer año de vida de la cría y parte del segundo, hasta que la madre no entra en un nuevo celo, la cría la acompaña. Posteriormente las hembras suelen mantenerse en el mismo territorio que la madre, mientras que los machos jóvenes se desplazan en busca de nuevos territorios, efectuando desplazamientos en torno a los 20 Km.
Madurez sexual: la hembra a los 2 ó 3 años. Los machos a los 3, aunque con difíciles posibilidades de copular.
Alimentación: fitófago puro. Como pasto prefiere gramíneas y hierbas, mientras que en el otoño busca las bellotas para acumular grasas para prepararse para el invierno. Esta dieta básica se complementa con otras, como leguminosas o el aznacho, y también romeros y labiadas.
Cornamenta del macho: en torno a la cuerna del ciervo hay toda una cultura de conocimientos y datos. Posiblemente sea la parte de un animal más estudiada del planeta. Con una reglamentación muy rigurosa de esta pieza como trofeo y todo un léxico en torno a la misma.
En función de tamaño y características de la cuerna, recibe ésta los siguientes nombres:
- Vareto: Dos astas rectas verticales con una sola punta.
- Horquillón: Cuando presenta dos puntas por cuerna.
Otras palabras relacionadas con la cuerna son:
- Escoda: Cuando salen los cuernos aparecen cubiertos de una capa muy débil y delicada conocida como terciopelo, que los ciervos eliminan restregándose en los árboles y arbustos, a lo que se denomina escoda.
- Escodadero: El lugar de escoda.
- Desmogue: La caída natural de la cuerna del macho se produce todos los años a final de invierno o principios de primavera.
El tamaño de la cuerna de los ciervos refleja su fertilidad.
Un reciente estudio de la cuerna de los ciervos efectuado por un equipo de investigadores, ha permitido realizar dos hallazgos sorprendentes. En primer lugar, han descubierto que el tamaño y la complejidad de la cornamenta de los ciervos guardan una relación directamente proporcional con su fertilidad. Al mismo tiempo, han conseguido determinar por vez primera qué factores determinan la fertilidad en los machos de ciervo: el número de espermatozoides producidos y la velocidad a la que éstos nadan, indicadores probablemente extrapolables a otras especies de machos de mamíferos, incluidos los humanos.
Hasta ahora sólo se estimaba el tamaño de la cuerna de los machos de ciervo como un arma, por la ventaja que puede representar a la hora de pelear con un rival de su misma especie por defender un harén de hembras. Pero los investigadores han probado que tiene además una función de señalización para las hembras, a las que ofrece información de importancia sobre la fertilidad del macho.
En concreto, los investigadores han comprobado que cuanto más grande y más compleja es la cornamenta, es decir, cuantas más ramificaciones y más puntas tienen, mayor es su fertilidad. El tamaño y la complejidad de la cuerna refleja precisamente aquellas características que determinan la fertilidad de los machos, es decir, el número de espermatozoides y la velocidad a la que estos nadan. A partir de este dato constatado, los científicos proponen que esta información sobre la fertilidad de los machos podría ser percibida de algún modo por las hembras, y utilizada además para elegir con qué macho aparearse, desmarcándose así de la hipótesis tradicional de que sólo los ejemplares que vencen en las peleas logran el apareamiento con las hembras.
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