Gatos de Raza

Angora Turco

NOMBRE
Angora
OTROS NOMBRES
Angora turco
CONSTITUCIÓN
Estilizado
COLORES
Se admiten los mismos colores que para el persa. En Estados Unidos no se reconocen el chocolate, el lila y los colores del patrón del himalayo
       

El  ANGORA TURCO es una raza sobre la que existe mucha polémica y confusión, debido por una parte a su historia, y por otra, a su denominación. Existen dos razas totalmente diferenciadas con el nombre de angora, pero tienen características comunes. Por este motivo se tratan juntas en este apartado.

Tipo: mediano

Cabeza: pequeña a mediana, triangular.

Ojos: grandes, almendrados, ligeramente oblicuos hacia arriba.

Cuerpo: largo, de huesos finos, grupa algo más alta que las paletillas, patas finas y largas.

Cola: larga en proporción con el cuerpo, ancha en la base y estrecha en la punta, muy peluda.

Pelaje: semilargo, palo fino con brillo sedoso, carece de pelusa lanosa.

Colores: se aceptan todos los colores, incluyendo todas las variedades con blanco, a excepción del factor Burmés y los colores chocolate, lila, canela y fawn. El color blanco es el más apreciado.

Carácter
: Mimoso.

El angora turco es una raza reconocida por la FIFe y otras organizaciones de diversos países, pero no en Gran Bretaña. Es un gato originario de Ankara, en cuyo zoo aún se conserva.

La raza que se conoce en Gran Bretaña como angora, es una invención reciente (recibió el reconocimiento preliminar en 1977), producto de un programa de crianza sin la participación de especímenes de angora turco. En Estados Unidos se reconoció en 1988, al mismo tiempo que las razas Javanese y Oriental Longhair, que en Europa se consideran variantes del balinés y del javanés respectivamente.

Para complicar aún más la cuestión, según algunos criadores el genuino angora turco sólo existe en blanco, y lo cierto es que en el zoo de Ankara sólo se admiten ejemplares blancos para garantizar la pureza de la raza. Por otra parte, la existencia de una raza distinta, pero similar, presenta otra complicación más; de hecho, antes se conocía en Gran Bretaña como gato turco.

El angora turco fue una de las primeras razas que llegó a Europa desde Oriente en el siglo XVI, junto con el gato persa, y al principio las dos razas se sometieron a una crianza indiscriminada. No existen pruebas determinantes de que el angora turco y el persa tengan ancestros comunes, ni que el angora provenga de la crianza accidental con gatos considerados de tipo extranjero u oriental.

Cuando un angora turco sentado mueve la cola para rodear las extremidades delanteras, levanta una de sus patas y se pone a lamerla delicadamente con su lengua de color rosa, nos parece estar delante de una escultura viviente. Tanta elegancia sólo puede proceder de la mano de un artista...

Se comenta que los angora turcos podrían ser la raza de gatos más antigua que existe, y hay quienes ven en ellos el origen de todos -o al menos de la mayoría- de los cazaratones de pelo semilargo. Una teoría así resulta muy espectacular, pero lamentablemente es muy difícil de demostrar. Probablemente nunca llegaremos a saber cuánto tienen en común estas modernas y señoriales bellezas con sus antepasados hace siglos.

Sin embargo, es muy interesante rastrear la propagación del angora turco en el pasado...

Nos encontramos en el siglo XVI. Los mercaderes franceses e ingleses navegan en sus naves de regreso al hogar llevando consigo a unos pequeños seres de color blanco que han encontrado durante sus estancias en Oriente Medio. Estos preciosos gatos constituían un presente ideal para los seres queridos que se habían quedado en la patria, pero llegaron a ser algo más.

La nobleza se sintió fascinada por esas bellezas orientales, y no tardó en incluirlos entre sus mascotas favoritas. Existen muchos cuadros en los que vemos a los poderosos de la época en compañía de gatos turcos blancos como elemento de lujo.

Al principio estas bellezas turcas estuvieron reservadas casi exclusivamente para los europeos más pudientes, pero con el paso de los siglos, se popularizaron mucho más y llegaron hasta el pueblo llano.

Hacia finales del siglo XIX, encontramos estos gatos en los hogares de la burguesía media, estrato social que también se interesaba por otras razas de pelo largo asiáticas y rusas. Es probable que ya entonces se realizasen demasiados cruces dentro de las razas individuales y en algún momento se inició la cría del gato Persa, sino como angora.

Entre los gatos de angora turcos de su país de origen y los criados en Estados Unidos, existe una importante diferencia: a principios de los años 90, los americanos ya disponían de gatos de angora provistos de árboles genealógicos completos, y que se destacan por tener unas patas muy largas y ser sumamente elegantes.

Sus estilizadas patas y sus exóticos pies hicieron palidecer de envidia a los criadores europeos, llamando la atención también por sus grandes orejas y la suave forma triangular de su cabeza.

Actualmente los angoras europeos también son bastante decentes y cuentan con un nutrido grupo de incondicionales aficionados a los que no les gusta tener que cepillar a sus gatos con demasiada frecuencia: el pelaje del angora turco no solamente es increíblemente hermoso, sino que también resulta muy fácil de cuidar. Su manto semilargo, que carece de pelusa lanosa que pueda apelmazarse, es más corto en verano que en invierno.

Quien elija como compañero a un angora turco se encontrará con un gato inteligente, activo, fiel y cariñoso. Su carácter es gentil, vital, simpático y juguetón. Es extremadamente inteligente, por lo que podrá reconocer hasta diez palabras, así como determinados juegos. Le encanta jugar con pelotas pequeñas e incluso es capaz de recoger los juguetes que les lancemos. Como conserva instintos de caza, es preferible fomentarlos con 'ratones' de tela. Le gusta comunicarse con sus amos y los juguetes interactivos son la forma más fácil de conseguirlo.

Hay que mostrarles cariño, ser afectuosos con ellos, pues son muy devotos de sus dueños y tienen mucha paciencia con los niños, aún siendo muy independientes y de preferir vivir con una única persona, aceptan sin dificultad a otros congéneres. Suele, por ello, tener un favorito en la familia, al que le demuestra su afectuosidad restregándose contra sus piernas.

El angora turco siente fascinación por escalar los lugares más inaccesibles de la casa, le encanta trepar a lo más alto y contemplar sus dominios desde el lugar más elevado. Sin embargo, sabe sortear los obstáculos con exquisita delicadeza, y las figuritas de porcelana, la refinada marquetería y los pequeños tesoros decorativos quedan siempre a salvo de forma milagrosa… siempre y cuando no contrariemos sus decisiones, pues en ese caso es posible que su protesta nos haga reflexionar sobre la oportunidad de nuestro desafío. Hay que convencerle con palabras afectuosas, mimos y caricias. Posee un carácter fuerte y arrogante, y no soportará un trato despótico o rudo.

Detestan el ruido, las luces, los olores extraños, el incesante movimiento, los viajes y, sobre todo, les resulta insoportable sentirse encerrados en una pequeña jaula.

El angora turco es un gato despierto e inteligente, y responde bien al juego. Se adapta bien y es un animal de compañía leal y afectuoso, de reconocida mansedumbre.

En la naturaleza, las camadas suelen estar formadas por cuatro crías, pero en la variedad británica el número tiene a ser mayor. Los cachorros se desarrollan rápidamente, abren los ojos antes que los persas y empiezan a jugar en cuanto pueden moverse. El pelaje adulto termina de desarrolalrse a los dos años de edad, aunque en algunos casos el proceso puede durar hasta cinco años.

CARACTERÍSTICAS

Los rasgos distintivos del angora turco son su gracilidad y sus movimientos fluidos. Tienen un tamaño mediano, patas largas pero robustas y pies pequeños y bien perfilados. El manto es de longitud media y pelo fino, tiene un aspecto brillante y sedoso, y tendencia a las ondulaciones en la parte inferior del cuerpo. Carece del suave y sedoso subpelo del persa, de modo que es más fácil de peinar. El angora turco suele mudar rápida y abundantemente en verano, y recupera el pelaje con la misma rapidez cuando llega el otoño.

La cabeza ideal es ancha, con una forma triangular no muy pronunciada, nariz recta y sin stop, y orejas grandes y puntiagudas en la parte alta de la cabeza. En los buenos especímenes de exposición, las puntas de las orejas y la barbilla forman un triángulo perfecto.

La cola es larga y delgada, algo puntiaguda, y termina en un penacho de pelo sedoso. El angora turco suele colocar la cola horizontal sobre el lomo, de forma que la punta casi toca la cabeza.

La variedad blanca, pese a su popularidad, presenta la misma tendencia a la sordera que el persa blanco, sobre todo si los ojos son de colores dispares. En términos generales, se suelen admitir todos los colores de manto reconocidos para el gato persa.

 

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