NOMBRE |
Sagrado de Birmania |
OTROS NOMBRES |
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CONSTITUCIÓN |
Robusto Musculoso |
COLORES |
Foca, azul, chocolate, lila, rojo, crema, tabby, tortuga, tortuga atigrado |
De una belleza deslumbrante, con su máscara coloreada y los dedos totalmente blancos, el SAGRADO DE BIRMANIA es una raza todavía poco común, pero goza de entusiastas seguidores en los círculos felinos de Europa y Norteamérica, y se considera un animal de compañía juguetón y de buen carácter.
Tipo: tamaño mediano, fuerte.
Cabeza: fuerte y ancha, ni demasiado redonda ni demasiado puntiaguda.
Ojos: grandes, almendrados, ligeramente oblicuos, azules.
Cuerpo: semipesado, ligeramente alargado.
Cola: de longitud media, con pelo largo.
Pelaje: semilargo, textura sedosa, densa capa inferior lanosa.
Colores: capa de colores claros, del blanco al crema, con una tonalidad dorada en la espalda. Extremos de las patas (guantes) blancos. Points: máscara, orejas, cola y patas de tono oscuro; contrastan con el resto del cuerpo.
Característica: El azul de sus ojos es como el de un lago de alta montaña.
Se dice que es un gato que provoca adicción. De hecho, nadie puede sustraerse al encanto y la suavidad de esta raza.
Existen por lo menos dos grandes leyendas sobre el gato sagrado de Birmania, que no debe confundirse con el burmés, una raza de pelo corto muy distinta.
La primera leyenda se remonta a siglos atrás; la segunda, a apenas cien años. La leyenda más antigua data de la Edad Media. En el siglo IX, la zona del Sureste Asiático que hoy corresponde a Myanmar (antigua Birmania), Tailandia y Camboya, estaba dividida en reinos controlados por el pueblo jemer. Cada reino tenía en su centro un pueblo budista: los principales eran Ava y Pegu, en Myanmar, Ayutthaya en Tailandia y Angkor en Camboya. Estos reinos sufrieron la amenaza constante de los invasores tailandeses, hasta que en el siglo XV, los destruyeron, si bien quedaron en pie algunos templos. En ellos habitaban gatos totalmente blancos que, según la creencia budista, representaban las almas de los sacerdotes muertos. Los gatos gozaban de un prestigio especial y recibían muchos cuidados. Según algunas crónicas, podrían haberse utilizado para proteger los templos de los intrusos, pero el sagrado de Birmania es tan manso, que parece poco probable que fuera así.
Los criadores más escépticos sostienen que el sagrado de Birmania fue creado artificialmente en Francia en los años veinte, mediante el cruce de siameses con gatos de pelo largo bicolores blanco y negro. No obstante, esta teoría queda en entredicho si se tiene en cuenta que las crías del sagrado de Birmania siempre son de esta misma raza, y no existe ningún historial de reversiones a cachorros de pelo corto, como sería de esperar si se hubiera producido un cruce en sus orígenes. Aún existe otra leyenda en la que el sagrado de Birmania es efectivamente el gato del templo original, pero un sirviente desleal sacó a la hembra embarazada clandestinamente del templo y la vendió a un viajero francés. Sea cual fuere la verdadera historia, a mediados de los años veinte la raza se consolidó en Francia con el nombre de sacré de Birmanie. Allí se reconoció en 1925 y después en Alemania.
Los dos rasgos distintivos del sagrado de Birmania son sus ojos de color azul intenso y los «guantes» totalmente blancos en los cuatro pies. La marca blanca de los pies traseros termina en punta y se extiende por las patas hasta justo debajo de los corvejones. La mancha blanca de las patas delanteras forma una banda uniforme que atraviesa todo el pie, pero no se extiende por las patas. Éste es un rasgo producido por el gen S.
Aparte de los pies blancos, el pelaje del sagrado de Birmania es del mismo tipo que el del persa colourpoint (himalayo).
CARACTERÍSTICAS
El sagrado de Birmania es un gato grande, con una constitución cobby menos marcada que la del persa, y con un pelo largo y sedoso que tiene a ondularse en el vientre y no se apelmaza ni enreda. En el cuello presenta un collar grueso y abundante, más marcado en los especímenes estadounidenses. El cuerpo debe ser de longitud media, pero robusto, con patas macizas y medianas, pies redondeados, firmes y muy grandes, con los dedos muy juntos. La cola debe ser mediana y poblada, y suele presentar un penacho. La cabeza, ancha y redonda, tiene una parte plana delante de las orejas, que son anchas y de puntas redondeadas y están bien separadas. La nariz es romana y los pómulos prominentes. Los ojos deben ser casi almendrados y de color azul intenso. El tono del cuerpo tiene que ser uniforme y el de las puntas se limita a la cara, las orejas, las patas y la cola.
Las marcas blancas de los pies deben ser simétricas.
El sagrado de Birmania, que ya fue reconocido como raza en Francia en el año 1925, es un gato que ronronea de un modo especialmente profundo y satisfecho. No maúlla, sino que suele ronronear amistosamente, con lo que inmediatamente nos llega al corazón.
Son cariñosos y aduladores, y su arte para encandilar y engatusar no tiene parangón en el mundo de los gatos.
Nunca tienen prisa ni fuerzan ninguna situación. Los sagrados de Birmania imponen su voluntad con tacto y comprensión –nunca protestan golpeando contra la pared-.
Los conocedores de esta raza afirman que estas mimosas bolas de pelo son sumamente inteligentes. Es posible, pero lo que es seguro es que son unos verdaderos maestros en el arte de adaptarse. ¿Abrir puertas? ¿Descolgar el teléfono en cuanto empieza a sonar? ¿Aprender pequeños trucos o acrobacias? Sin lugar a dudas. El sagrado de Birmania siempre está dispuesto a enfrentarse a estos desafíos.
El origen de esta belleza de ojos azules está rodeado de rumores y leyendas. Se cuestiona incluso si estos gatos proceden o no de las regiones montañosas de Asia. Lo que sí es seguro es que desciende de un cruce entre siamés y un gato bicolor de pelo largo.
También está fuera de dudas que para conseguir una amplia base de cría se habrá recurrido a diversas razas de gatos. No es sólo que el sagrado de Birmania descienda con toda seguridad de cruzamiento de un bicolor de pelo largo con un siamés, sino que antes de la segunda guerra mundial también se cruzó con angoras.
Dado que después de la guerra se había reducido mucho la base de cría disponible, hubo que volver a recurrir a otras razas (probablemente siameses y balineses, quizás también persas y gatos domésticos).
En Francia la raza se consideró estabilizada a mediados de la década de 1950, y se exportó una pareja a Inglaterra, donde esta raza fue reconocida 11 años después. En 1959 se exportaron los primeros ejemplares a Estados Unidos, y en 1960 a Alemania.
La sorprendente predisposición de este precioso gato, hace que sea muy fácil de educar. Los sagrados de Birmania son muy fáciles de cuidar. Captan inmediatamente qué comportamientos son los que no le gustan a su dueño.
Juguetones por naturaleza, estos gatos se interesan de inmediato por cualquier objeto con el que puedan entretenerse. ¿El amo se ha vuelto a olvidar traer un ratón de juguete? No pasa nada, con la bola de papel que había en la papelera se puede jugar igual de bien por la alfombra.
A los sagrados de Birmania les gustan los niños, al menos a la mayoría. Es sorprendente comprobar el grado de paciencia y de tolerancia que pueden mostrar con los niños pequeños. Les toleran los movimientos bruscos o torpes y saben apartarse pacientemente de en medio a tiempo. Estas cualidades están especialmente desarrolladas en aquellos gatos que han crecido en una casa con niños. Pero aunque no sea éste el caso, siempre saben adaptarse a los más pequeños.
Un cachorro de sagrado de Birmania es una preciosidad, pero dos o tres son aún mucho mejor. En dúo o en terceto su felicidad es segura. Lo mejor es comprar de entrada varios de estos gatitos de ojos azules, ellos se sentirán felices, ya que ninguna persona puede sustituir a un congénere que le lama cariñosamente las orejas o que se acueste junto a él en su cama.
El carácter del sagrado de Birmania hace que sean ideales para familias con niños o para personas mayores. Tranquilos y adaptables, estos preciosos felinos de pelo semilargo se amoldan sin problemas a cualquier estilo de vida.
CUIDADOS
El sagrado de Birmania es un gato manso y de gran elegancia y belleza. Dado su buen carácter, es una raza adecuada para la exposición, ya que no suele alterarse en los concursos. Disfruta de la compañía humana y de otros animales, y es juguetón, aunque no escandaloso. Si bien no es un cazador experto y con frecuencia tampoco aficionado a aventurarse al exterior, no le gustan los espacios reducidos y no debería tenerse en una casa si no se dispone de mucho espacio.
Del mismo modo, tampoco le gusta estar encerrado en una residencia felina durante las vacaciones; si es posible, debe optarse por otra solución.
El manto debe cepillarse y peinarse regularmente, pero, como no se apelmaza, no exige demasiado trabajo.
Las hembras no esterilizadas maduran rápidamente, a los seis meses, y se inquietan mucho durante el celo. Su interés por el apareamiento es legendario, y las camadas suelen estar formadas por 4 o 5 crías. Al nacer son casi totalmente blancas, pero el color empieza a aparecer tenuemente a los pocos días, en primer lugar en las orejas y la cola. Los ojos de los cachorros son azul celeste, adquieren el azul intenso característico a medida que maduran.
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