Gatos de Raza

Maine Coon

NOMBRE
Maine coon
OTROS NOMBRES
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CONSTITUCIÓN
Fuerte
Musculoso
COLORES
Sólidos, tabby, bicolores, calicó, tortuga, punteados en blanco, negro, azul, rojo, crema
       

Si hay alguna raza que puede considerarse de pleno derecho totalmente americana, es, sin duda, el   MAINE COON. Existen muchas leyendas sobre el origen de esta raza americana natural y de larga historia, algunas inverosímiles y otras genéticamente imposibles. En la categoría de inverosímiles se incluye la historia según la que María Antonieta, al comienzo de la Revolución Francesa, en 1789, tenía previsto huir a Estados Unidos y mandó antes sus pertenencias al país, incluidos sus gatos persas o angora. Los gatos se escaparon y aparearon con gatos americanos domésticos o asilvestrados. Del cruce surgió el maine coon.

Tipo: grande y fuerte.

Cabeza: mediana, cuneiforme, perfil cóncavo, frente ligeramente abombada, pómulos altos, orejas grandes.

Ojos: grandes, bien separados, ligeramente ovalados, de color claro.

Cuerpo: largo, rectangular, de fuerte constitución ósea, musculoso, pecho ancho.

Cola: larga, ancha en la base, se va afinando en la punta; pelaje largo y flotante.

Pelaje: manto denso y sedoso, pelusa suave y fina con capa exterior impermeable; pelo corto en la cabeza, paletillas y patas.

Colores: todos excepto colourpoint, chocolate, canela, lila y fawn.

Característica
: Superfuerte. En él todo es talla XXL.

El maine coon ocupa un lugar destacado en la historia de las exposiciones felinas en Estados Unidos. Un tabby amarronado, llamado Cosie, fue elegido mejor gato en la primera exposición felina nacional, celebrada en New York en 1895. Pero 40 años antes, el maine coon ya se presentaba a muchos concursos de gatos de granja en las ferias rurales.

En todo caso, antes de debutar en las exposiciones felinas, el maine coon ya gozaba de una larga historia como apreciado animal de granja y de compañía. Cuenta con una merecida reputación por su agilidad, valentía y resistencia, y su independencia y habilidad, encajan con el espíritu pionero de la sociedad de donde surgió. Es una raza que se ha adaptado para sobrevivir en duras condiciones invernales. Maine está situado en el extremo nororiental de Estados Unidos, en la frontera con Canadá, tiene una media anual de 211 cm de nieve, y sufre heladas durante más de seis meses al año, por lo que no es de extrañar que el maine coon desarrollara un manto grueso y una constitución robusta.

El pelo más largo y rígido de los costados, le proporciona más aislamiento, mientras que el pelo del vientre, más suave, forma una capa de protección contra la nieve y el hielo. Sus grandes pies, con mechones de pelo en las plantas, lo ayudan a caminar por el hielo y la nieve sin correr riesgos. Tiene unas orejas grandes, e incluso más hábiles que las de otros gatos, que captan los ruidos de presas y depredadores lejanos. Es un superviviente nato; después de más de dos siglos de vida semisalvaje, la selección natural ha depurado la raza de especímenes de mala salud y poca inteligencia.

Los americanos llaman cariñosamente gentle giant al maine coon, el Goliat de los gatos. Con ello describen tanto el carácter afable, como la sorprendente talla de esta raza.

Es muy probable que las citas de ejemplares de más de 20 kg. entren de lleno en el campo de la fantasía y las leyendas, pero lo cierto es que el maine coon es un gato grande, incluso muy grande. Si se lo compara con otras razas de gatos similares, como el bosque de Noruega o el siberiano, el representante del norteamericano estado de Maine, se lleva la palma en cuanto a tamaño, y en la báscula también supera de largo a los demás.

Un bosque de Noruega que pesara 12 kg, habría que calificarlo de obeso, mientras que un maine coon esbelto y en buena forma física, supera tranquilamente los 10 kg.

Pero es mejor evitar los ejemplares demasiado grandes y pesados, ya que el exceso de peso les daña los huesos, los ligamentos y los tendones. Además, en esta raza se han observado casos de displasia de cadera, una enfermedad más propia de los perros. Una deformidad en las articulaciones de la cadera, resulta terrible para un predador tan activo, al que le gusta trepar a árboles inmensos, que es capaz de dar saltos increíbles, y que captura a sus presas con la velocidad del rayo.

Se ha discutido mucho acerca del origen del nombre de «maine coon». Que lo de  «maine» proviene del estado norteamericano del mismo nombre, queda fuera de dudas, pero es la palabra «coon» la que trae de cabeza a los expertos. «Coon» procede del vocablo inglés racoon, que en castellano significa «mapache». Por lo tanto, es posible que haga referencia a la cola del mapache, y que a la persona que le otorgó el nombre a esta raza, le viniese a la mente la imagen de un mapache mientras observaba a uno de estos gatos.

Quien se decida por un maine coon, se dará cuenta de por qué esta raza, cuyos orígenes datan de mediados del siglo XIX, goza actualmente de una popularidad tan enorme. No sólo son unos animales dotados de un carácter maravilloso y sin complicaciones, sino que además, son muy fáciles de cuidar.

En sus inicios, el maine coon no tenía todavía ese porte tan espectacular con el que se le conoce hoy en día. Bien es cierto que ya era un gato fuerte, peludo y perfectamente adaptado a las difíciles condiciones de vida del noroeste de los EE.UU. y, sobre todo, un buen cazador. Pero su cabeza era menos larga y más redondeada que la de hoy en día; su pelaje era más poblado y la raza era más heterogénea. Desde entonces el maine coon ha evolucionado mucho.

El maine coon actual es un gato con un esqueleto fuerte y de gran musculatura. Su zona pectoral es grande, sus patas son espesas y largas, su cola es una de las más largas y peludas de la especie felina doméstica. No es fácil concretar las medidas de las diferentes partes del cuerpo del maine coon.

Incluso respecto al peso no existe ningún estándar marcado, sólo se recomienda que el peso debe ser lo mayor posible, pero sin que ello ocasione problemas de salud al animal.

El cuerpo es largo, con un pecho amplio y un lomo plano, patas fuertes muy separadas, pies grandes, redondeados y muy poblados, y una cola de longitud media y pelo abundante. La cabeza debe tener un ancho medio, y el cuello debe ser robusto y de longitud media. El morro debe ser cuadrado y la barbilla firme; los pómulos elevados, y la nariz mediana. Las orejas, situadas en lo alto de la cabeza, son grandes y muy peludas, anchas en la base, pero afiladas. Los ojos son grandes, ligeramente rasgados y bien separados; la mirada es limpia y despierta. Se consideran defectos los rasgos afilados y la tendencia a que el maxilar inferior sobresalga más que el superior.

Podemos ver en las exposiciones felinas cómo algunos ejemplares machos llegan a alcanzar entre 8-10 Kg. Actualmente, el maine coon en Estados Unidos sólo alcanza los 6 Kg. En España son pocos los criadores que mantienen la línea antigua: gatos adultos de 6 a 10 kg de peso.

La mirada del maine coon te cautivará, los ojos del gato son grandes, ovalados y colocados en oblicuo. En cuanto a los colores, todos los tonos de ojos verdes son admitidos.

No existe relación entre el color de los ojos y su pelaje, excepto en los gatos blancos, que pueden tener los ojos azules o uno de cada color. Como gato rústico que es, el maine coon está provisto de un pelaje suficientemente abundante como para protegerlo de la intemperie y tiene una ligera capa de bajo pelo.

A pesar de que son unos gatos que sin duda están muy ligados a la naturaleza, también se adaptan muy bien a la vida en familia y disfrutan de las caricias y los juegos con su dueño.

Los maine coon no son tan parlanchines como los gatos orientales, ni tan serios como los de otras razas esbeltas. Tienen un temperamento tranquilo y equilibrado, aunque tampoco es raro que se exciten alguna vez al día.

Dado que son una raza muy sociable, no habría que privarlos nunca de la compañía de los de su especie. Lo ideal sería adquirir dos gatitos y dejar que creciesen juntos. Dos o tres gatos no se aburren jamás, y tampoco tienen ningún problema si su dueño se ausenta de casa durante muchas horas al día. Para un maine coon que viva solo, la vida cotidiana puede acabar convirtiéndose en gris y aburrida, lo cual antes o después lo llevará a ensuciar y mostrarse introvertido.

Para dar una alegría a los de esta raza, hay que permitirles salir frecuentemente al exterior. A estos gatos tan ligados a la naturaleza les encanta salir al aire libre y pueden pasarse horas en el jardín observando a los pájaros que pasan, e intentando atrapar al vuelo a algún que otro insecto. Si no se dispone de ningún cercado al aire libre, a lo mejor puede protegerse un balcón o una terraza con red para gatos, de modo que este ronroneante compañero pueda disfrutar de un lugar al sol.

El maine coon es un excelente animal de compañía, tiene buen carácter, es tranquilo, se adapta bien y le gusta jugar. Suele preferir a un miebro de la familia por encima de todos los demás. Como es de esperar de un gato con su historia, es un cazador experto. Quizá como reflejo de su origen semisalvaje, es célebre por su elección de lugares y posiciones insólitos para dormir, y parece bastante inmune a los climas fríos. Algunos son excepcionalmente hábiles con las patas, y las usan para jugar con el agua, e incluso para comer.

No es un gato especialmente difícil de peinar, pero el largo pelo del vientre y el pecho suele enredarse. Debe peinarse y cepillarse como mínimo una vez por semana para deshacer con cuidado los nudos.

Las hembras no suelen tener problemas al dar a luz, y las camadas constan de 2 o 3 crías. Los cachorros de maine coon tienen un aspecto engañoso: parecen bolas de pelusa enmarañada, nada que ver con los gatos robustos y fuertes en que se convierten. Alcanzan la madurez aproximadamente a los 4 años. La pelusa es reemplazada por un manto grueso y abundante, su cuerpo, aparentemente no coordinado, adquiere una forma compacta y robusta, la cola se alarga y se cubre de pelo largo y suelto, y en los ejemplares con patrón tabby, las marcas se acentúan particularmente.

 

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