Está en la naturaleza del hombre imponerse sobre el mundo animal,
pero esto no guarda en sí mismo
relación alguna con tener derechos.
En cierto momento de la historia de la humanidad, alguien concibió la noción de «derechos»,
y es sólo el hombre quien hace uso de este concepto.
¿Por qué entonces nos referimos a derechos de los animales?
Porque estos tienen como finalidad poner límites legales.
Si fallamos al imponer estos límites al comportamiento humano en relación con los animales,
sería imposible iniciar procesos contra quienes los exceden.
Los animales son vulnerables, sin defensa y completamente sometidos al poder del hombre.
Quienes pasan por alto el bienestar de los animales,
son responsables de atentar contra los derechos de estos.
El modo de relacionarnos con ellos y los derechos que les otorgamos, tiene que ver
con la ética, y ésta, debe tener su origen en la compasión, el respeto y el aprecio desinteresado
hacia quienes, aunque distintos en apariencia, son semejantes ante los ojos del Amor.
Declaración Universal de los Derechos de los Animales