En las Regiones Polares

Lemming Marrón o Siberiano

REINO
Animalia
superFAMILIA
Muroidea
FILO
Chordata
FAMILIA
Cricetidae
CLASE
Mammalia
GÉNERO
Lemmus
ORDEN
Rodentia
ESPECIE
L. sibiricus
subORDEN
Myomorpha
nombre binomial
Lemmus sibiricus
       

Los leminos son una tribu de pequeños roedores miomorfos, conocidos vulgarmente con el nombre de lemmings.

Habitan en las tundras, en la taiga y praderas árticas, en el noreste de Europa hasta el norte de Asia, y desde Alaska, hasta el noroeste de Canadá.

Son animales subnivales, que junto con el topillo y la rata almizclera, constituyen la subfamilia Arvicolinae (también conocida como Microtinae), que forma parte de la superfamilia Muroidea, que incluye, además, a las ratas, ratones, hámsters, y jerbos.

El  lemming marrón vive en colonias grandes, se reproduce de manera prolífica y durante el invierno efectúa migraciones estacionales de pequeña escala, entre las tierras de pastoreo altas, cubiertas de arbustos, y los páramos y tierras bajas protegidas.

Tiene un cuerpo robusto, que no presenta un aspecto tan alargado como el de otros roedores. Ojos pequeños, un hocico romo, pelaje grueso y cola corta. Las orejas son pequeñas, y están escondidas bajo la capa de pelo. El manto, muy suave, es marrón rojizo con canela en la espalda y los costados, con el vientre más pálido. Los adultos mayores pueden lucir una mancha de color oxidado en el trasero. La franja de color negro en su lomo, no está presente en los ejemplares de ciertas zonas de Norteamérica. A diferencia de algunas otras especies, éstos no cambian de color durante el invierno.

Tienen un ciclo de reproducción bastante corto, lo que unido a la gran fertilidad de las hembras, produce frecuentes explosiones demográficas, que se compensan en parte por la actuación de sus depredadores y por la escasez de alimentos en determinadas épocas del año.

Vivaz y lleno de energía, el lemming marrón es un animal de madriguera activo, que chilla ruidosamente. En el otoño desciende a zonas de tundra, lagos y ríos más bajos para cavar túneles protegidos por debajo de montículos de turba, o hace nidos en lugares con mucha vegetación. Estos túneles y pozos, le sirven como refugio y también como depósito para realizar el aprovisionamiento de alimentos.

El lemming pesa de 45 a 150 g, y su tamaño es de 12 a 15 cm. La cola tiene una longitud aproximada de 1-1,5 cm. Los machos son un 5-10% más grandes que las hembras.

Son herbívoros que se alimentan principalmente de musgo, juncias, hierbas y ramas tiernas, y, en ocasiones, de huevos de pájaros.

Al igual que otros roedores, sus incisivos crecen continuamente, lo que les permite vivir en condiciones más difíciles de lo que normalmente sería posible.

Los lemmings marrones son principalmente solitarios, defendiendo diferentes territorios individuales, que consisten en sistemas de galerías subterráneas excavadas en el suelo o en la tundra cubierta de nieve. Los territorios pueden superponerse en determinadas zonas, pero los individuos de ambos sexos tienden a evitarse, excepto durante la temporada de reproducción, en la que se emparejan para aparearse, separándose nuevamente a continuación.

Como todos los roedores, tienen una alta tasa de reproducción, y se reproducen especialmente rápido cuando el alimento abunda.

La hembra construye un nido con pasto y con su propio pelaje, y tras un periodo de gestación de 18 días, produce hasta 12 crías. Alcanzan la madurez sexual muy temprano, normalmente a las 5-6 semanas de vida, pero posiblemente tan pronto como 3 semanas en algunos veranos. Las hembras pueden reproducirse inmediatamente después de dar a luz (estro posparto).

El comportamiento de los lemmings es muy similar al de muchos otros roedores; cuando crecen, se dispersan en todas direcciones en busca de la comida y del refugio que su hábitat natural no puede proporcionarles.

Sus migraciones son mucho menos espectaculares que las del lemming noruego (Lemmus lemmus), el que, guiado por su instinto, en ocasiones es impulsado a nadar por ríos o descender acantilados.

Existe el mito de que los lemmings se suicidan en masa como parte de un mecanismo de autorregulación de la naturaleza. Sin embargo, semejante afirmación no está científicamente demostrada, y se considera que dichas muertes se producen por accidente, debido a la impronta genética que posee este roedor, y que determina su sentido de la orientación durante las migraciones. Su instinto biológico le induce a desplazarse invariablemente en una dirección o ruta concreta, que es independiente de los cambios topológicos y climáticos que se puedan producir en su ecosistema, ya sea de forma natural o por la intervención del hombre. Esto provoca a veces situaciones en las cuales los grupos de lemmings se precipitan invariablemente hacia un río, un despeñadero o cualquier otro accidente sobre el terreno. En la mayoría de los casos, no parece estar relacionado con un suicidio consciente, sino más bien con la muerte masiva accidental debido a diversos factores.

Se han realizado estudios donde se señala que las ratas que logran aprender el recorrido de un laberinto, se lo transmiten a sus crías, las cuales recorren el laberinto desde la primera vez que se encuentran en el mismo. Sucede lo mismo con los pequeños lemmings; se transmite un recorrido que no puede ser variado, un circuito mental que de sufrir alguna variación sobre el terreno, no permitirá al animal buscar otra salida.

Aunque no existe un reconocimiento, la población global de esta especie está en peligro, y se prevé un considerable descenso en el número de individuos durante los próximos años, debido al calentamiento generalizado de las áreas de su distribución geográfica. Estos animales se muestran bastante inflexibles en rasgos tales como la dieta y los ecosistemas que frecuentan, por lo que serían particularmente sensibles a la pérdida de estos hábitats.

 

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