REINO |
Animalia |
género |
Lepus |
FILO |
Chordata |
subGÉNERO |
Eulagos |
CLASE |
Mammalia |
ESPECIE |
L. europaeus |
ORDEN |
Lagomorpha |
nombre binomial |
Lepus (Eulagos) europaeus |
familia |
Leporidae |
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La liebre es un mamífero de mediano tamaño, pelo suave y corto, orejas aún más largas que las del conejo, y rabo corto.
Al igual que su congénere el conejo, la liebre es una especie fundamentalmente crepuscular y nocturna, que constituye una pieza clave en la fauna, de modo que se considera que más de treinta especies de mamíferos, aves y reptiles incluyen a la liebre dentro de su dieta alimenticia.
Existe en toda Europa, con excepción del norte de la península Escandinava, de una gran parte de la península Ibérica y de algunas islas del Mediterráneo. También se encuentra en el norte de África y en la parte occidental de Asia. Ha sido introducida en América del Norte y del Sur, en Siberia, en Australia y en Nueva Zelanda. Su expansión todavía se acrecienta en nuestros días, especialmente en la ex-U.R.S.S.
En la Península Ibérica, la liebre europea mantiene poblaciones reseñables en los Pirineos, norte de la provincia de Burgos y la práctica totalidad de Cantabria, aun cuando ha visto restringida su área de distribución, ya que hasta hace poco, también estaba presente en Navarra, País Vasco y la costa catalana.
La liebre tiene una constitución característicamente atlética, con extremidades finas y largas, pero particularmente dotadas de unos músculos muy poderosos, que cuentan, además, con la peculiaridad de contener hemoglobina, lo que le da el característico color rojo oscuro a su carne, permitiéndole que su velocidad y resistencia en la marcha sea superior a la de otras especies como el conejo.
Viven entre 7 y 9 años en libertad, mientras que en cautividad puede alcanzar los 12 años de vida.
El celo tiene lugar a lo largo de todo el año, aun cuando los periodos de celo se solapan con los períodos de máxima abundancia de alimento, de modo que la disponibilidad de comida es lo que va a condicionar más la reproducción del animal, si bien la climatología favorable también le beneficia.
La gestación dura de 42 a 44 días (de 28 a 33 días en el conejo). La gestación de la hembra es de lo más curiosa, habiéndose descrito varios fenómenos en la especie:
La superfetación: tras la primera cópula queda fecundada, pero sigue siendo receptiva y no interrumpe la ovulación; al poco tiempo, gracias a los espermatozoides que es capaz de retener desde el primer apareamiento, otros óvulos quedan fecundados, desarrollando entonces dos embarazos diferentes, diferidos en el tiempo.
La reabsorción: consiste en la desaparición física de los embriones implantados en el útero y que por alguna razón han muerto. Lo que puede afectar a uno o varios fetos, por lo que se admite que el aborto no se da en la liebre.
La hembra puede criar durante todo el año, aunque el mayor porcentaje de hembras preñadas se da en los períodos comprendidos entre febrero-abril y junio-julio.
Las hembras jóvenes solo tienen dos partos al año, pasando al segundo o tercer año a tener 3 ó 4 partos anuales, lo que mantiene en los años posteriores. La liebre, a diferencia del conejo, no pare en madrigueras, sino que lo hace al aire libre, en un lugar que habilita sobre el suelo llamado paridera, una cama que es acondicionada con pelos del animal y hierba seca, donde da a luz a sus lebratos. El primer parto es el menos numeroso, con solo 1 ó 2 crías, siendo los siguientes de 3 ó 4 individuos, excepcionalmente 8, aunque en la literatura científica se cita el caso de una hembra muerta que tenía en su interior 10 fetos.
La hembra permanece con las crías durante los tres primeros días. A partir de este momento separa los lebratos, y para protegerlos, los coloca en lugares individualizados y diferentes, visitándolos sólo al atardecer para amamantarlos durante menos de 3 minutos. Desde los primeros días las crías pueden comer por sí mismas, correr y poner en práctica mecanismos de autodefensa, por lo que se considera que son uno de los mamíferos más precoces.
Alcanzan la madurez sexual a los 12 meses. Se considera que una liebre es adulta a partir de los 15 meses, cuando pesa unos 1.500 gramos.
La liebre se alimenta básicamente de gramíneas, las que integran un 75% aproximadamente de la dieta del animal, aun cuando también incluye en su alimentación otros productos vegetales como raíces, bulbos, cortezas de plantas leñosas y frutos silvestres e incluso carroña, particularmente en época de escasez.
Muy curiosa dentro de la etología de la liebre, al igual que ocurre con el conejo, es la producción por el animal de unos excrementos esféricos y húmedos recubiertos de mucus que son reingeridos, tomados directamente del mismo ano, sin masticar, ricos en vitamina B12 y microflora, necesarios para la digestión de la celulosa, lo que se conoce como coprofagía, con lo que se desarrolla una falsa rumia. El proceso se ha descrito del siguiente modo: el alimento a la salida del estómago se introduce en el ciego, donde fermenta, estos vegetales ya medio aprovechados, no pueden retroceder de nuevo al estómago, como hacen los rumiantes, sino que los lagomorfos recogen estos alimentos directamente del ano y los vuelven a ingerir, mezclándose con nuevos alimentos del estómago, formado lo que son conocidos como bolos cecales (de ciego).
De origen estepario, abunda sobre todo en las zonas agrícolas despejadas, tanto en la llanura como en la meseta y, excepcionalmente, también en los bosques de cierta extensión o en la montaña.
Suelen ser de 1 metro, e incluso algunas las hacen hasta de 3 metros. Después de que la hembra crie dejan la madriguera. Muchos machos la camuflan hasta que otra vez se aparea, y otros las dejan o las entierran.
Las hembras suelen ser de mayor tamaño que los machos (2,90 Kg. de media los machos y 3,30 Kg. las hembras). También se dice que es posible diferenciar una hembra de un macho en el campo, pues mientras que la hembra cuando se encama coloca las orejas agachadas hacia atrás, los machos suelen tenerlas levantadas y erguidas.
Es pieza básica para una gran variedad de animales que van desde el grupo de los carnívoros, sin excepción, a aves como las medianas y grandes rapaces diurnas y nocturnas, o a reptiles como la culebra bastarda o la de herradura o el lagarto ocelado.
Los lebratos, aunque son vulnerables a los depredadores, al carecer de olor corporal y gracias a su mimetismo, pueden verse a salvo de sus numerosos enemigos, no obstante la mortalidad en los primeros días es muy alta.
Las liebres son solitarias, aunque no les importa lo más mínimo la presencia de otros congéneres en los alrededores. Tan sólo se producen peleas durante la época de celo, que pueden llegar a ser hasta cierto punto cómicas en algunas especies. Las liebres europeas de sexo masculino apenas comen durante este periodo de tiempo, y pasan el día luchando con sus rivales, golpeándose con las patas delanteras en una especie de boxeo ritual.
El género más común en todo el mundo es Lepus, con 31 de las 35 especies conocidas como liebres. Dichas especies son las siguientes:
Subgénero Macrotolagus
Lepus alleni
Subgénero Poecilolagus
Lepus americanus
Subgénero Lepus
Lepus arcticus
Lepus othus
Lepus timidus
Subgénero Proeulagus
Lepus californicus
Lepus callotis
Lepus capensis
Lepus flavigularis
Lepus insularis
Lepus saxatilis
Lepus tibetanus
Lepus tolai
Subgénero Eulagos
Lepus castroviejoi
Lepus comus
Lepus coreanus
Lepus corsicanus
Lepus europaeus
Lepus granatensis
Lepus mandschuricus
Lepus oiostolus
Lepus starcki
Lepus townsendii
Subgénero Sabanalagus
Lepus fagani
Lepus microtis
Subgénero Indolagus
Lepus hainanus
Lepus nigricollis
Lepus peguensis
Subgénero Sinolagus
Lepus sinensis
Subgénero Tarimolagus
Lepus yarkandensis
Subgénero incertae sedis
Lepus brachyurus
Lepus habessinicu
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