Aromaterapia en Veterinaria (Escuela Anglosajona)

«¿Cómo funcionan los Aceites Esenciales y los Hidrolatos en Animales?»

Dado que los Aceites Esenciales y los Hidrolatos a menudo se conocen únicamente como sustancias aromáticas, puede resultar difícil entender cómo son capaces de tener tal impacto en la salud de un animal.

El misterio desaparece cuando uno se da cuenta de que, si bien la característica más dominante de estas sustancias es su olor, el verdadero potencial está determinado por su composición química.

¿Cómo funcionan los Aceites Esenciales y los Hidrolatos en Animales?

Las plantas producen aceites esenciales por una variedad de razones: atraer insectos, repeler plagas y luchar contra las bacterias, mohos, virus y hongos. Una variedad de tareas produce un amplio espectro de compuestos químicos en cualquier aceite esencial. La complejidad de los aceites esenciales también hace posible su uso en multitud de formas.

La Aromaterapia funciona con animales en múltiples niveles: físico, emocional y condicional. Aunque estos mismos niveles también se aplican a nuestro propio uso de aromáticos naturales, en general la experiencia es algo diferente debido a nuestras respuestas emocionales documentadas a diversos olores.

Los olores son procesados por el sistema límbico del cerebro humano, que es la parte más primitiva del cerebro. El sistema límbico también tiene una fuerte conexión con nuestro recuerdo de ciertas emociones. Ésta es la razón por la que el aroma de la lavanda, por ejemplo, puede evocar recuerdos de nuestros antepasados, o el olor a pan recién horneado puede desenterrar al instante recuerdos de cierta época o lugar.

No existen pruebas científicas que demuestren que los animales tengan este tipo de reacciones ante determinados estímulos aromáticos, ni tan siquiera se sabe si sus cerebros procesan los olores de la misma forma que nosotros. No obstante, hace un tiempo leí una breve reseña sobre un perro que se calmó cuando su dueño le roció una fragancia sintética, o un artículo que hablaba de cómo un galgo se calmó durante una tormenta eléctrica cuando se quemaron junto a él velas sintéticas con aroma a pan de jengibre. Evidentemente estos dos ejemplos no son aromaterapia, ya que están tratando con fragancias sintéticas. Sin embargo, son ejemplos muy interesantes que demuestran que incluso los aromas de fragancias sintéticas, sin ningún valor terapéutico (es decir, el potencial de afectar la fisiología de un animal), pueden tener un marcado efecto en su estado emocional.

Si bien es obvio que los animales prefieren ciertos aromas y que incluso son capaces de parecerse a ciertos aromas, no podemos vincular esto con ningún centro de actividad emocional en sus cerebros.

Aunque la falta de factores emocionales complejos simplifica el uso de la aromaterapia con los animales hasta cierto punto, otros factores como qué aceites o hidrolatos usar, su calidad y pureza y cómo deben diluirse, influyen en la seguridad y eficacia del uso de la aromaterapia con animales.

Hay que tener en cuenta el tamaño del animal y su agudo sentido del olfato. Por ejemplo, los perros tienen una cavidad nasal mucho más grande que los humanos, y como resultado, su olfato es 50 - 100 veces más fuerte que el nuestro. Mientras que el ser humano cuenta con aproximadamente 45 - 50 millones de receptores de aroma, ¡los perros tienen un promedio de 200 millones!

Si bien la mayoría de los tratamientos de aromaterapia son el resultado de que los humanos seleccionen ciertos aceites esenciales o hidrolatos y los mezclen para su uso en veterinaria, existe un método que permite que los animales participen más activamente en la elección de los aceites esenciales…

La Aromaterapia Kinesiológica es el método por el cual las sustancias aromáticas se eligen según las preferencias del individuo. En términos simples, si la persona siente atracción por el aroma de un aceite o hidrolato, esta atracción se traduce como una necesidad fisiológica o emocional. Con los humanos, este método de elección es bastante obvio. Algunos kinesiólogos se refieren no sólo a la preferencia de la persona a determinados aromas, sino también a la reacción del cuerpo ante la exposición a estos mismos aromas.

Se puede determinar si la preferencia aromática es aprendida o real con una prueba de resistencia, haciendo que el sujeto sostenga su brazo estirado mientras lo empujan hacia abajo al tiempo que huele el aceite. Sin embargo, es un poco más complicado con los animales. No pueden decirnos: "Me encanta la rosa, pero la hierbabuena me resulta desagradable".

Puedes controlar de cerca las reacciones de tu mascota para valorar si quiere o no el aceite. El animal mostrará reacciones variables ante diferentes aceites esenciales o hidrolatos. El nivel más alto de interés es cuando lame la botella o tu mano tras aplicarte una gota de aceite. En otros casos puede oler atentamente, pero no lamer. Puede olfatear y girar la cabeza. O puede oler y alejarse. O incluso puede que ni siquiera necesite olfatear directamente, sino que instintivamente se aleje. Estas reacciones nos sirven de referencia para saber si un animal necesita o no un aceite.

El kinesiólogo tomará nota de sus observaciones y en base a ellas establecerá un protocolo de aceite esencial / hidrolato para el animal, realizando pruebas en distintos períodos de tiempo para establecer si sigue necesitándolos. La mayoría de los aromaterapeutas de kinesiología administran pequeñas cantidades de aceites / hidrolatos por ingestión. Independientemente de la aplicación o método utilizado, la aromaterapia funciona con los animales principalmente en el nivel físico.

Los aceites esenciales e hidrolatos tendrán diferentes efectos sobre la fisiología del animal. Las propiedades antibacterianas, antivirales, antifúngicas, antiinflamatorias, antipruriginosas, sedantes, estimulantes y regenerativas de ciertos aceites esenciales y los hidrolatos han sido probadas y discutidas en estudios científicos y libros de aromaterapia durante los últimos 20 años. Estos materiales vegetales exhiben efectos fisiológicos similares en todos los mamíferos.

Para lograr el efecto fisiológico deseado, se pueden aplicar de varias maneras. Se pueden aplicar tópicamente, difundir e inhalar o tomarse internamente. Los hidrolatos se aplican con mayor frecuencia por vía tópica y se toman internamente, ya que su base de agua no los hace adecuados para la difusión. Esto también aclara una de las preguntas más comunes: "Si mi perro tiene una infección en el oído, por ejemplo, ¿cómo le ayudará oler algo?".

Si la aromaterapia no fuera tan mal entendida...

La aplicación tópica es la más común y tiene el mayor beneficio, ya que las sustancias se aplican directamente sobre la zona que necesita ser tratada. Si un animal padece una infección de oído, se aplicará una mezcla diluida de aceites esenciales y otros botánicos en el interior de la oreja. Si el animal tiene una picadura de insecto o una irritación de la piel, podrían aplicarse directamente en el área afectada. Una vez aplicados, los aromáticos elegidos por sus diversos efectos fisiológicos comienzan a trabajar.

La vía tópica incluye aceites esenciales o hidrolatos en formulaciones que se aplican con los dedos mediante masaje, a través de pulverizadores y aerosoles e incluso en champús o acondicionadores.

Los medios comunes utilizados tópicamente son ungüentos y bálsamos, aceites líquidos de vegetales o nueces, aerosoles a base de agua y diversos preparados para el aseo.

El acto de aplicar tópicamente una formulación a un animal conduce directamente al nivel afectivo: el nivel emocional. La mayoría de los animales de compañía reaccionan al tacto humano de manera positiva, especialmente perros y gatos. Los caballos y pequeños mamíferos, como los conejos domesticados o los roedores, parecen disfrutarlo también, aunque en menor grado.

La aplicación tópica tiene un mayor beneficio porque no sólo se aplican aceites esenciales (o hidrolatos) directamente en la zona que necesita ser tratada, sino que es un humano quien se los está aplicando al animal. Si se trata de una persona con la que el animal ha desarrollado un vínculo (o existe la posibilidad de desarrollarlo), el vínculo se verá fortalecido a través del tacto, el masaje y la aplicación de aceites esenciales naturales en diluciones apropiadas.

Uno de los ejemplos más impresionantes de esto sería el uso de aceites esenciales calmantes y sedantes con animales temerosos y asustadizos que han sido maltratados. La aromaterapia tiene un profundo efecto en perros procedentes de perreras o que han sido recientemente adoptados o "rescatados".