Inteligentes y siempre dispuestos a complacer (lo que los hace altamente entrenables), aunque esa inteligencia se traduce en una necesidad de estímulos mentales (además de los físicos), o de lo contrario, pondrán sus fuertes mandíbulas a «trabajar», mordiendo cualquier cosa que encuentren a su paso para salir del aburrimiento. También pueden emplear su fuerza para arrastrar con facilidad a los paseadores de perros, lo que sin duda sucederá si no reciben el adiestramiento adecuado. Esto significa que necesitan un entrenador fuerte y seguro, capaz de establecer límites sin imponer castigos severos. En este extenso artículo podrás encontrar toda la información sobre el American Stanford.
El American Stanford es un perro cariñoso, leal y juguetón. Aunque son utilizados como perros guardianes, su amor natural por los humanos hace que la capacidad de vigilancia de esta raza sea más una cuestión de intimidación que de cualquier otra cosa. Su constitución musculosa y su reputación de perros agresivos, disuaden a los intrusos, aunque esa reputación no es en absoluto merecida en la mayoría de los casos.
La raza comparte mucho en común con el American Pit Bull Terrier. Ambos han sido utilizados por las redes ilegales de peleas de perros, lo que los convierte en el blanco de la legislación específica de razas. Pero cuando son criados en un entorno amoroso y se les procura el entrenamiento y la socialización adecuados, son animales dóciles y afectuosos, muy leales y obedientes.
Los antepasados del moderno American Staffordshire Terrier provienen de Inglaterra, de una mezcla de las razas Bulldog y Terrier. Su herencia mixta les valió muchos nombres, incluyendo Bull-And-Terrier Dog, Pit Bull Terrier y Half and Half. Finalmente llegaron a ser conocidos como Staffordshire Bull Terriers. Estos perros fueron utilizados por carniceros para manejar toros, cazadores para derribar jabalíes, y granjeros para ayudar con el trabajo agrícola y actuar como perros ratoneros y de compañía por su carácter sociable y amigable con los humanos.
Más tarde fueron utilizados en deportes sangrientos de hostigamiento de toros y osos, aprovechando su tenacidad, coraje y musculatura. Cuando estos deportes finalmente se prohibieron, se usaron en los circuitos de peleas de perros, que lamentablemente continúan sucediéndose en la actualidad. Se debe su reputación de «raza agresiva» al mal uso que los humanos hemos hecho de esta magnífica raza.
Son perros por lo general robustos y longevos, aunque están predispuestos a ciertos problemas de salud que deben tenerse en cuenta. La raza es propensa a las alergias cutáneas, infecciones del tracto urinario y enfermedades autoinmunes. También pueden desarrollar osteoartritis o espondilosis, especialmente en su edad avanzada. Otros problemas de salud que pueden afectar al American Stanford incluyen: displasia de cadera, displasia de codo, hipotiroidismo, sarna demodécica, ataxia cerebelosa, enfermedad cardíaca y luxación de rótula.
Se sabe que estos perros tienen mal aliento, por lo que deben cepillarse los dientes al menos una vez a la semana, incluso con mayor frecuencia a ser posible, para evitar que crezcan los gérmenes del mal aliento.
Sus uñas deben recortarse regularmente, no sin dificultad, ya que no les gusta que les toquen las patas. Ayudará entrenarlos desde cachorros para que se sientan cómodos con el tacto y el aseo.
Sus oídos deben revisarse semanalmente y eliminar la acumulación y restos de cera siempre que sea necesario, para prevenir las infecciones o la infestación de plagas.